lunes, 25 de enero de 2016

Santos y Beatos, del 26 al 31 de enero

                                                                               26 de enero


                                                                          Timoteo y Tito

            Timoteo y Tito, discípulos de San Pablo y colaboradores suyos en la misión de los gentiles. Responsables de las iglesias de Éfeso y Creta (cf. Hech 16,1; Tit 1,4).

                                               Común de Apóstoles

            Oración. Oh Dios, que hiciste brillar con virtudes apostólicas a los Santos Timoteo y Tito, concédenos por su intercesión, que, después de vivir en este mundo en justicia y santidad, merezcamos llegar al reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                                                                   26.1 de enero
                                                        Gabriel María Allegra (1907-1976)

            El beato Gabriel María Allegra nace el 26 de diciembre de 1907 en Acireale (Sicilia. Italia). Ingresa en la Orden Franciscana Menor en 1918; profesa en 1924. En 1926 estudia en el Antonianum de Roma. Ordenado sacerdote en 1930, se incorpora al año siguiente a la misión franciscana de China. Dotado de una memoria prodigiosa, sobresale por el estudio de la Sagrada Escritura y por su actitud humilde y servicial en el seguimiento de Cristo y San Francisco, y su amor a María Inmaculada, padeciendo la persecución de la Revolución Cultural china. En 1935 comienza la traducción al chino de la Biblia a partir de los textos originales. En 1945 funda en Pekín el Studium Biblicum Franciscanum, transferido a Hong Kong en 1948. Termina la traducción del AT en el año 1952 y tres años después comienza la del NT en Hong Kong. En 1968, el Studium Biblicum Franciscanum publica por primera vez en la historia la Biblia en lengua china. Muere en Hong Kong en 1976. Es beatificado el 29 de septiembre de 2012 en Acireale, en la Basílica catedral de la Anunciación de María Santísima.

                                   Común de Pastores o Santos Varones

            Oración. Señor Dios, Padre de la luz, que has suscitado en el beato Gabriel María, sacerdote franciscano, una fervorosa dedicación a las Escrituras divinas, para que el Evangelio de tu Hijo se escuchase en los confines de la tierra, concédenos, por su intercesión, alimentarnos continuamente de la palabra de vida, para dar testimonio de ella con las palabras y los hechos. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                                                              27 de enero
                                                  Ángela de Mérici (1470-1540)

            Santa Ángela de Mérici nace en Desenzano, junto al lago de Garda (Brescia. Italia) en 1470, en el seno de una familia de humildes campesinos. Ingresa en la Orden Franciscana Seglar a los 13 años. Se hace llamar «Hermana Ángela» y lleva hasta su muerte el hábito, con el que es enterrada. En la Iglesia de Santa Afra en Brescia, el 25 de Noviembre de 1535, funda un Instituto para educar a niñas pobres, y lo pone bajo la protección de Santa Úrsula, patrona de las universidades medievales. Es el comienzo de la Compañía de las Ursulinas, el primer Instituto de mujeres dedicado a su formación y enseñanza y a la defensa de su dignidad. Y con el nombre de «Ursulinas» se desarrolla su ideal en diversos Institutos, diversificando su carisma en casi todas las actividades evangelizadoras de la Iglesia. Para cumplir su misión, las primeras Ursulinas viven en medio del mundo, con lo que cambian el ideal de la vida religiosa, que, por lo general, se sitúa en el claustro en su tiempo. Muere en Brescia el 27 de enero de 1540. Pablo III aprueba la Regla en 1544. Clemente XIII aprueba su culto el 30 de abril de 1768 y Pío VII la canoniza el 24 de mayo de 1807.

                        Común de Vírgenes o de Santas Mujeres

            Oración. Oh Dios y Padre nuestro, que no deje de encomendarnos a tu misericordia la santa virgen Ángela de Mérici, para que, siguiendo sus ejemplos de caridad y prudencia, sepamos guardar tu doctrina y llevarla a la práctica en la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                                                               28 de enero
                                                          Tomás de Aquino (1229-1274)

            Santo Tomás de Aquino nace en 1229. Ingresa en la Orden de Predicadores. Estudia en Nápoles, París y Colonia. Regenta una cátedra de Teología en la Universidad de París. Escribe obras fundamentales para la comprensión de la fe cristiana fundado en el pensamiento aristotélico. Muere en Torracina el 7 de marzo de 1274.

                                   Común de Doctores de la Iglesia

            Oración. Oh Dios, que hiciste de Santo Tomás de Aquino un varón preclaro por su anhelo de santidad y por su dedicación a las ciencias sagradas, concédenos entender lo que él enseñó e imitar el ejemplo que nos dejó en su vida. Por nuestro Señor Jesucristo.


                                                                                29 de enero
                                                       Manuel Domingo y Sol (1836-1909)

            El beato Manuel Domingo y Sol, de la Orden Franciscana Seglar, nace en Tortosa (Tarragona. España) el 1 de abril del año 1836. Ordenado sacerdote el 2 de junio de 1860, es destinado a La Aldea (Tortosa) el 7 de marzo 1862, y en 1863 se hace cargo de la parroquia de Santiago de Tortosa. Durante los primeros 13 años de su sacerdocio se entrega por entero al ministerio sacramental, a la juventud y a las religiosas contemplativas, en especial a las Hermanas Clarisas. Más tarde se dedica a las vocaciones sacerdotales y religiosas. Funda numerosos colegios en España, Portugal y el Colegio Español de Roma, donde han estudiado y estudian miles de seminaristas y sacerdotes. Para ello crea la Congregación de los Operarios Diocesanos del Sagrado Corazón. Es un apasionado de Jesucristo y de su presencia en la Eucaristía, lo que le conduce a levantar Templos de Reparación. En el año 1903 edifica el de Tortosa, donde descansan sus restos mor-tales. Muere el 25 de enero de 1909. Es declarado venerable por el papa Pablo VI, el 4 de mayo de 1970, con la denominación de “Santo Apóstol de las Vocaciones”. El papa Juan Pablo II lo beatifica el 29 de marzo de 1987.

                                   Común de Pastores o Santos Varones

            Oración. Oh Dios, que descubriste al beato Manuel Domingo y Sol el profundo sentido de toda vocación, en especial de la vocación sacerdotal, suscita por su intercesión decididos apóstoles de las vocaciones y generosas respuestas a tus llamadas. Por nuestro Señor Jesucristo.


                                                                             30 de enero
                                                       Jacinta de Mariscotti (1585-1640)

            Santa Jacinta de Mariscotti, hija de Marcantonio Mariscotti y de Ottavia Orsini, condesa de Vignanello, nace en Vignanello (Viterbo-Italia) el año 1585. Después de pasar un tiempo con su hermana Inocencia en el monasterio de San Bernardino de Viterbo, regresa a la vida familiar. Más tarde, el 9 de enero de 1605, cuando cumple veinte años, toma el hábito de la Orden Franciscana Seglar en el mismo convento de su hermana, aunque no varía sus hábitos de vida aristocráticos. Contrae una grave enfermedad en 1615. La atiende el franciscano Antonio Bianchetti, ante quien promete un cambio de vida. Es entonces cuando pide llamarse Jacinta de Santa María y desvincularse de su vida anterior. Adopta una vida de extrema penitencia cuyo sostén es Cristo crucificado. Con Francisco Pacini, convertido por ella, crea la Compagnia dei Sacconi en 1636, para cuidar a los enfermos, y la Congregación de los oblatos de María, en 1638, dedicados a la oración y penitencia. Muere el 30 de enero de 1640. El papa Benedicto XIII la beatifica en 1762, y Pío VII la canoniza el 24 de mayo de 1807.

                                                           Común de Vírgenes

            Oración. Dios, Padre bueno, que nos has dejado en Santa Jacinta un ejemplo vivo de mortificación y amor a ti, concédenos, por su intercesión, reconocer nuestros pecados, llorarlos y permanecer en tu amistad. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                                                              30.1. de enero
                                                     Carmen García Moyón (1888-1937)

            La beata Carmen García Moyón nace el 13 de septiembre de 1888 en Nantes (Loira Atlántico. Francia). Hija de José García Jiménez y María Josefina Octavie Moyón. El 11 de enero de 1918 ingresa en la Congregación de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia de Segorbe (Castellón. España). Deja la vida religiosa y en 1926 se traslada a vivir a la ciudad de Torrente (Valencia. España), donde ayuda a los religiosos Terciarios Capuchinos del P. Luis Amigó del Convento de Nuestra Señora del Monte Sión en Torrente. Da catequesis, limpia la iglesia, cuida del vestuario eclesiástico y enseña a coser a las jóvenes de la ciudad. De firmes convicciones religiosas y de profunda piedad franciscana, es cofundadora de la sección femenina de la Real Pía Unión de San Antonio de Padua. La noche del 30 de enero de 1937, en el Barranco de los Canyes, camino de Montserrat, un grupo de milicianos la rocían de gasolina y le prenden fuego. Juan Pablo II la declara beata el 11 de marzo del año 2001. Es la Patrona de los Laicos Amigonianos.

                                               Común de un Mártir
Oración. Señor, tú que has hecho más hermosa a la Iglesia y a la Familia Franciscana con el triunfo del martirio de la beata Carmen García Moyón, concédenos, te rogamos, que así como a ella le diste la gracia de imitar con su muerte la pasión de Cristo, alcancemos nosotros, siguiendo las huellas de tu mártir, los premios eternos. Por nuestro Señor Jesucristo.


                                                                                31 de enero
                                                                 Juan Bosco (1815-1888)

            San Juan Bosco, de la Orden Franciscana Seglar, nace en 1815, junto a Castelnuovo (Turín.Italia). Entra en el Seminario de Chieri a los 16 años, después al Seminario Mayor de Turín. Funda el «Oratorio Festivo», una especie de escuela y centro de recreo para los jóvenes abandonados. Pronto se multiplican los oratorios y escuelas talleres en Turín. En el barrio de Valdocco acoge a los niños abandonados, que viven con él y su madre Margarita. Construye sus propios talleres de aprendizaje en 1853. Los métodos de Don Bosco consisten en desarrollar el sentido de responsabilidad, en suprimir las ocasiones de desobediencia, en saber apreciar los esfuerzos de los chicos, y en una gran amistad. Predica y escribe libros para la catequesis del pueblo. Prepara a sus colaboradores, y en 1854 ingresa Santo Domingo Savio y con Cagliero, Rocchetti, Artiglia y Rua nace la Familia Salesiana, bajo el patrocinio de San Francisco de Sales, el Santo de la amabilidad. Su Regla es aprobada 1869, junto con el permiso de ordenación para los candidatos. En la actualidad los Salesianos se encuentran en 105 países, con 1.300 colegios y 300 parroquias. En 1872, con Santa María Dominga Mazzarello, crea la rama femenina, a las que el santo llama Hijas de María Auxiliadora. Hoy están en 75 países. Muere el 31 de enero de 1888. El papa Pío XI lo canoniza el 1 de abril de 1934.

                                                           Común de Pastores

            Oración. Señor y Dios nuestro, en tu Providencia nos has dado a San Juan Bosco, padre y maestro de los jóvenes, que, bajo la guía de la Virgen María, trabajó con entrega infatigable por el bien de la Iglesia; suscita también en nosotros la misma caridad apostólica, que nos impulse a buscar la salvación de los hermanos, para servirte a ti, único y sumo bien. Por nuestro Señor Jesucristo.


La misericordia según San Lucas

                                               La misericordia di Gesù. 
                           Percorsi di umanesimo nel Vangelo di Luca.



                                                                   Gesualdo de Luca


La bula del papa Francisco «Misericordiae vultus» anuncia que el año 2016 lo dedicará la Iglesia a reflexionar y actuar la acción misericordiosa del Señor. Y responde a un reto que de siempre hemos tenido los cristianos ante la violencia de todo tipo. Violencia que hemos inscrito en nuestras instituciones sociales y violencia que hemos exportado en formas de armas, economía y otros intereses a muchas culturas del planeta. Nuestra sociedad necesita conversión, perdón, reconciliación, compasión, consolación, en definitiva misericordia. El Autor hace un relato de la acción salvadora de Jesús según San Lucas, y lo hace párrafo por párrafo, fundado en los últimos comentarios  editados en Italia: Aletti, Di Bruno, Fitzmyer, Grasso, Rengstorf, Rossé, Schmid, Schürmann, etc. Los capítulos del Evangelio los divide de una forma temática, según el mensaje de la perícopa o perícopas evangélicas que los componen: La misión de Jesús (Lc 4-5,11), las reglas de la caridad: compasión, la filiación divina, camino de salvación, utilidad, etc. (Lc 6-9,61); la misión de los setenta y dos (Lc 10); la oración (Lc 11); la cerrazón a la verdad y caridad (Lc 12); etc., etc. Viene bien, pues, este texto para apoyar la acción del Papa. Nos centramos en algunos pasajes en los que se observa  de una forma especial la acción misericordiosa del Señor en la predicación y acción de Jesús.
           
El Evangelio parte del testimonio de la misericordia divina que recitan  María y Zacarías en sus cánticos: el Señor jamás deja de crear, asistir y salvar a su criatura. Y gracias a su misericordia recupera constantemente a sus criaturas, recreándolas y rehaciéndolas. Cuando entra con sus discípulos a la ciudad de Naín y se encuentra con el cortejo fúnebre, donde una viuda va a enterrar a su único hijo, Jesús se conmueve y siente compasión de ella (cf. Lc 7,11-17). Es el amor compasivo el que le hace ponerse en lugar de la que se había quedado sola y sin protección alguna. La misericordia compasiva hace actuar al Señor de la vida. En la parábola del Buen Samaritano (cf. Lc 10,25-37), un doctor de la ley pregunta a Jesús cuál es su prójimo. Jesús no define la identidad del prójimo, sino que narra una historia en la que el escriba debe indicar cuál es la actitud que hace a una persona cercana a los demás. Por obedecer la ley divina, el sacerdote y el levita no pueden ayudar a un moribundo. Sin embargo, la ley nueva es el amor a Dios y en Él al prójimo, y al revés. Las necesidades humanas, son las necesidades de Dios, donde el culto no es lo prioritario. Pero para que este suceda el primer paso es la compasión: hacer propio lo ajeno para se salga de sí y se acerque al necesitado (cf. Mt 25,31-46).
            San Lucas trata también en profundidad la misericordia divina en las tres parábolas que componen el cap. 15: Jesús proclama un Dios misericordioso que busca al pecador y se alegra con una alegría infinita cuando da con la oveja o la dracma perdida: Lc 15,4-10; cf. Mt 18,12-14. Con todo, el hilo conductor del capítulo lo traza la actitud misericordiosa del padre sobre el hijo que le ha pedido la herencia para emanciparse, al contrario del hijo mayor que permanece en casa. Malgastado el fruto del trabajo paterno, ha pasado de la libertad a la esclavitud, perdiendo su naturaleza filial. El instinto de sobrevivir es lo que le hace volver. La actitud del padre es lo que lo cambia: tener misericordia, misericordia que se describe con los gestos humanos en el recibimiento.La palabra que pronuncia el padre es el símbolo de su condición paterna: hijo mío (Lc 15,24). Si el hijo ha dejado de serlo, no sucede así con el padre: nunca deja de ser tal; y, al final, es la fidelidad paterna la que recupera la situación filial del hijo. En este paradigma se mueve el Dios de Jesús. El hijo mayor representa al ámbito de justicia y honradez; y es el heredero principal: «se le da dos tercios de todos sus bienes, porque es la primicia de su virilidad y es suya la primogenitura» (Dt 21,17; cf. 2Re 2,9). Y corresponde al orden de la creación, que no de la salvación.
          
Añadir leyenda
  Por eso el autor advierte tres cosas (217-219): La esencialidad de la libertad humana.El padre no ata al hijo para que no se vaya; como en el Génesis deja al libre albedrío de los primeros padres para comer o no comer de la fruta del árbol prohibido; ni tiene una cárcel o un infierno para encerrar y meter a los desobedientes. La segunda es la experiencia humana de la miseria y la desesperación como camino de salvación. Ellas impulsan al hijo pródigo a volver a la casa paterna, olvidando su arrogancia y, a la vez, ofrecen la oportunidad al padre para acogerlo y recuperarlo, no obstante la dimensión de justicia que invoca el hijo mayor. En tercer lugar, hay que observar que la acción misericordiosa del padre origina la distancia que adopta el hijo mayor con relación a su hermano, y cuya máxima aspiración es que se le dé un cabrito para comerlo con sus amigos. ¿Estos son los deseos de un mundo que quiere ser libre, dándole las espaldas al Señor?
                       
            Libreria Editrice Vaticana, Città del Vaticano 2013, 388 pp., 17 x 24 cm.




Domingo IV (C): Meditación

                                                              IV DOMINGO (C)     

 
            Lectura del santo Evangelio según San Lucas 4,21-30.

            En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: -Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír. Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: -¿No es este el hijo de José? Y Jesús les dijo: -Sin duda me recitaréis aquel refrán: «Médico, cúrate a ti mismo»: haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún. Y añadió: -Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado más que Naamán, el sirio. Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejó.

       
1.- El Señor da la oportunidad cada año santo de volver a empezar. Las mujeres y los hombres orientamos la historia humana según nuestros intereses ―casi siempre pensamos que son legítimos―, pero muchas veces no coinciden con el objetivo que el Señor tiene trazado para nuestra vida individual y colectiva. Por eso, cada 50 años, en Israel se retoma la vida desde Dios en las dimensiones sociales, económicas y religiosas, en lo personal y en lo comunitario y familiar. Debemos convencernos de que el Señor siempre da nuevas oportunidades a nuestra vida, tantas veces fallida por situaciones concretas en las relaciones afectivas y laborales. Y no es cuestión de tratar de recuperar un tiempo perdido o recrear de nuevo ocasiones que hemos desperdiciado. La vida pasada es pasado. Es reconducir el egoísmo hacia la bondad; enderezar el camino hacia los demás como rostros del Señor; es captar la fraternidad en la que todos somos integrantes con pleno derecho. Y para esto, siempre estamos a tiempo.
       
Parroquia San Lorenzo de Murcia
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.- La Iglesia la formamos todos los bautizados. Los líderes naturales de ella son los que están más comprometidos con las misiones que estructuran la evangelización cristiana. Sabemos la labor del Papa, de nuestro Obispo, de nuestro Párroco, de la vida extraordinaria de los santos y santas que son nuestros patronos; de Jesús, de sus padres, María y José. Tenemos personas, instituciones y medios que son excepcionales para vivir en gracia, para no expulsar a Jesús de nuestras vidas; no tratar de despeñarlo, como los nazarenos. Pero lo que realmente forma a la Iglesia en su raíz son todos los cristianos que viven con sencillez la relación personal y comunitaria con Dios. Los miles de personas anónimas que dan su vida por los demás, que hacen posible que el año de gracia sea una realidad en los más necesitados de todo tipo, y que, con su ejemplo, las personas recuperen su esperanza y se comprometan con el Señor y los hermanos.    
      
  3.-  Jesús advierte a Israel de que Elías y Eliseo hicieron sus milagros a gente que nada tenía que ver con su tradición religiosa. Los jefes del pueblo dieron la espalda al Señor. Los cristianos tenemos el mismo peligro. Echando una mirada a nuestro alrededor observamos la cantidad de gente que pasa del Señor y de su comunidad de bautizados. No les interesa porque no les rinde económicamente, porque viven de prejuicios pasados, o rumian los escándalos eclesiales de siglos anteriores y del presente como si se hubieran cometido contra ellos mismos. Y Jesús se abre paso y se distancia. Un imperfecto continuo que expresa un caminar lento, sin prisas. Jesús se va cuando nuestra sociedad lo expulsa de las relaciones comunes; cuando nuestro corazón se endurece y vive exclusivamente para sí y para el dinero; cuando el egoísmo se instala como el epicentro de toda la sociedad. Jesús se va a América, a Asia, a África. La cuna cultural y social de la fe aún sueña con desterrar a Jesús o, lo que es peor, vivir como si no hubiera existido, con una ética que produce violencia y distancia a unos de otros. Llevemos cuidado con contagiarnos de este ambiente.


Domingo IV (C). Seguimos en Nazaret

                                                               IV DOMINGO (C)   
    
                       
            Lectura del santo Evangelio según San Lucas 4,21-30.

            En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: -Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír. Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: -¿No es este el hijo de José? Y Jesús les dijo: -Sin duda me recitaréis aquel refrán: «Médico, cúrate a ti mismo»: haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún. Y añadió: -Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado más que Naamán, el sirio. Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejó.

              
1.- Continuamos el texto del domingo pasado. Jesús comunica la buena noticia a los pobres, la libertad a los exilados y oprimidos y el anuncio del año jubilar en el que se restituyen las posesiones a sus amos, se deja de trabajar, se perdonan los pecados, se da la libertad a los esclavos, etc. Sus paisanos se asombran de la proclamación del año gracia, pues corresponde al Enviado del Señor, casi de identidad divina. Y Jesús es el hijo de José, tallador de piedras, forjador del hierro y carpintero. No cuadra con el Esperado para liberar al pueblo del yugo romano y devolver la dignidad a los marginados y pecadores. Y el pueblo pasa de la admiración a la desaprobación, y de esta a la oposición. Y termina con su expulsión del pueblo. Ante el rechazo, Jesús asume el destino trágico de muchos profetas de Israel, conciencia que manifiesta en otras ocasiones (cf. Lc 9,22.44); pero les advierte que pueden perder la oportunidad de verse salvados de todas las trabas que impiden vivir en paz. 
       
2.- El resumen de la causa de la presencia del Señor en la historia lo advierte con claridad el Prólogo del evangelio de San Juan: «Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron» (Jn 1,11). La espera tan larga que han soportado los hebreos hace que su conciencia nacional y sus ansias de libertad se intensifiquen en tiempos de Jesús. Y es evidente que el Imperio es muy fuerte, los pecados no se quitan porque sí, las injusticias se suceden unas a otras, la Ley no se puede cumplir toda y totalmente. Cuando el hijo de José afirma que es él el salvador, parece que está tomando el pelo a sus conciudadanos. Y, encima, tiene capacidad para excluirlos de la liberación final. La tenían tan cerca, que se cegaron. Sus paisanos intentan despeñar a aquel que podía echarle una mano para vivir con más dignidad. Se les escapa la gracia. Precipitar a Jesús desde la montaña es una anécdota: la cruz fue la cruda realidad.
       
3.- La situación de los ciudadanos de Nazaret con Jesús sucede con frecuencia en casi todas las generaciones de nuestra cultura. Si queremos aspirar a algo significativo debe ser una persona muy importante la que nos tiene que ayudar o hacer posible alcanzar el favor o la situación que deseamos. Salir de una grave enfermedad, tener un trabajo digno, establecer relaciones de paz, disfrutar de una familia sin grandes traumas, o aspirar a ser jefe de empresa, jefe de estado, político o científico o profesor relevante; en definitiva, triunfar en la vida socialmente es cosa de dioses o semidioses; es tener el favor de Dios que nos lanza a situaciones excepcionales. Y no es así como se ha presentado el Señor en nuestra vida. Los nazarenos no captaron la cercanía del Señor en su Hijo; se les escapó la gracia; se les escapó la oportunidad de adentrarse en la vida del Señor.

lunes, 18 de enero de 2016

La Misericordia en San Francisco 11

                                              MISERICORDIA      
                   «CARTA A UN MINISTRO» DE SAN FRANCISCO
                       

                                     
                                                                    XI

             En esta línea se sitúa Francisco, por eso puede decirle al Ministro que «todo debe tenerlo por gracia».  Él pasa de una vida a otra advirtiendo la transformación personal gracias al Espíritu del Señor. Hay tres acontecimientos por los que Francisco se introduce en la historia de Jesús: 1º libertad de los valores que establecen el poder entre los hombres en la escena con su padre y el obispo de Asís; 2º revelación de Dios proponiéndole una nueva misión con las palabras que le dirige el crucifijo; 3º descubrimiento de un «mundo nuevo», que supone una «vida nueva» para la que hay que «nacer de nuevo» en el encuentro con el leproso. La clave del cambio de vida en la experiencia de Dios como amor, la coloca Francisco cuando le habla el crucifijo. Tal experiencia de amor entraña una visión del pasado de su vida, un movimiento hacia atrás por el que verifica la inutilidad de los proyectos familiares y sociales; a esto alude cuando dice «salir del mundo», entendido el mundo como la inclinación al mal, la vanidad, la soberbia y el poder que provienen del poseer.
           
A medio camino entre Asís y Santa María de los Ángeles está el hospital de San Salvador de los Muros en el que se curan muchos leprosos: «Vivía con ellos y servía a todos por Dios con extremada delicadeza: lavaba sus cuerpos infectos y curaba sus úlceras purulentas». Francisco da un paso más: de ayudar a los necesitados y distribuir su dinero y ropa para que coman y se vistan, pasa a vivir con ellos. Esta implicación personal lleva consigo una identificación con los pobres de la sociedad para devolverles su dignidad. Y tanto la libertad como el compromiso que adquiere con ellos provienen de su experiencia de Dios. Es el arranque de la «vida nueva», o del «hombre nuevo». Si la Iglesia le da la libertad, es para repararla, y en un primer momento entiende que es una reconstrucción física. Pero poco a poco comprende que la libertad es para que Dios se deje ver y él lo pueda ver en la ayuda, recuperación y convivencia con los marginados.
               A partir de Jesús, por su pasión y muerte para Pablo, por la recreación de su vida edificada sobre el fundamento del Evangelio para Francisco, arranca el verdadero sentido de la vida humana cuando se lee desde Dios. Estos son los pasos que recorren los cristianos, gracias exclusivamente a Dios: creados por su amor, perdonados por su amor en su Hijo, justificados por Él, salvados por Él por medio de su Hijo y, finalmente,  todo el proceso del crecimiento personal y comunitario, lo que se entiende por santificación, proviene del Señor en Cristo Jesús. Se puede terminar con la afirmación paulina: «Pues yo he muerto a la ley por medio de la ley, con el fin de vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo; vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí. Y mi vida de ahora en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí». Por consiguiente, el Ministro impondrá en la relación con los hermanos el orden de la gracia, de la donación, recibida desde el Señor en Cristo, y se alejará de la justicia como premio y castigo en las relaciones de amor o del cumplimiento de la ley y las normas como el seguimiento básico del Evangelio.
           
La gracia que nace en Dios y se canaliza por la historia de Jesús termina en las relaciones amorosas entre los hermanos. La afirmación proviene de uno de los núcleos fundamentales de la revelación cristiana: «Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Unigénito, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados. Queridos hermanos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud». El movimiento de amor que nace de Dios y se concreta en el envío de su Hijo para salvar a la creación no exige, de por sí, una correspondencia humana a dicho amor. Ya lo hemos dicho antes: la respuesta al amor que procede de Dios y se manifiesta en Cristo se dirige a los hombres, comprendidos como hermanos. El Ministro, entonces, entenderá aquello: «Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis…». Es lo que le dirá Francisco a continuación, cambiando radicalmente la forma de la vida de perfección religiosa entendida hasta entonces. 


























                                                          




Jesús enseña en la Nazaret

DOMINGO III (C) 


Lectura del santo Evangelio según San Lucas  1,1-4; 4,14-21.
            Ilustre Teófilo: Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la Palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
            En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea, con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan. Fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el Libro del Profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.
Me ha enviado para dar la Buena noticia a los pobres,
para anunciar a los cautivos la libertad,
y a los ciegos, la vista.
Para dar libertad a los oprimidos;
para anunciar el año de gracia del Señor».
Y enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: -Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.

           
1.-  Desde hacía cinco siglos Israel estaba deseando una intervención del Señor para poder proclamar la verdad de su poder y, con el poder de liberar de la esclavitud, la verdad de la creencia en su existencia. Y he aquí que un paisano suyo, técnico de la madera, la piedra y el hierro, conocida su familia por los 700 habitantes, aproximadamente, de Nazaret, se presenta como el enviado de Dios para cumplir la profecía de Isaías.  Inaugura el año de gracia, que no de condena y destrucción, como auguraba Juan Bautista, su precursor. Jesús empieza en Nazaret la relación gratuita y libre del Señor a favor de los pobres y actúa de inmediato sanando enfermos, expulsando demonios, perdonando pecados. El Señor no está al llegar; está ahí, ante todos nosotros, haciendo el bien a todos, e invitándonos a compartirlo con los despistados.
       
2.-  La comunidad cristiana vive de tomarse en serio lo que ha comunicado Jesús a sus paisanos. Jesús viene de Dios, como hemos celebrado en la Navidad pasada y ha manifestado la liturgia con las fiestas del Nacimiento, los Magos, el Bautismo y las Bodas de Caná. Así se ha dado a conocer a Israel, a los paganos, a sí mismo y a sus discípulos. La comunidad cristiana vive también de continuar  proclamando el año de gracia del Señor a los pobres, a los esclavos, a los que aún no saben cuál es su dignidad humana. Pero no debemos olvidar  el aprender a comunicar la buena noticia del año de gracia del Señor a nuestros contemporáneos, como hizo Lucas. No vale repetir sin sentido alguno lo que nos enseñaron; o memorizar los textos evangélicos sin comprenderlos; o tratar de imponerlos sin razonar la bondad de su mensaje.
                                         
           
3.-  Podemos llevarnos de la imaginación y vernos sentados en la sinagoga. De pronto nos sorprendemos de ver a un paisano que ha estado trabajando en Tiberias y viviendo en Cafarnaún, a unos 27 km de nuestro pueblo. Nos han llegado noticias de que ha curado enfermos, liberado a endemoniados y perdonado pecados por los pueblecitos que están alrededor del mar de Galilea. Por otra parte, estamos hartos de trabajar, ganar poco y pagar muchos impuestos a los romanos y a las autoridades religiosas para mantener el templo. Todos los días nos preguntamos ¿cuándo acabará una vida así? Y llega Jesús, conocido por ser un trabajador, y creyente como nosotros, y nos dice que esta penuria termina. Nos quedamos abobados y nos preguntamos: ¿será verdad? Y lo es cuando compartimos su esperanza y la bondad del Señor, haciendo el bien a todos. Aquí, en nuestra tierra y con nuestras gentes, y en cada uno de nosotros empieza la libertad