domingo, 24 de mayo de 2015

Las tres relaciones de Amor

                                                                        LA TRINIDAD (B)
                                           


            Lectura del santo Evangelio según san Mateo 28,16-20

            En aquel tiempo los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: -Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.


1.- El PadreLa conclusión de la Iglesia cuando ora, medita y enseña la vida de Jesucristo es que Dios, que le ha enviado, es Amor; es donación de sí al Hijo y del Hijo al Padre (cf. Lc 10,21-22). Dios no ha retenido para sí al Hijo. Él ha regalado lo más preciado de su vida para que tengamos vida, sin mérito alguno por nuestra parte. Dios no aceptó perdernos cuando pecamos al inicio de la historia. Dios no es el que está sentado en su trono para observar a la creación de una manera impasible cómo nos esclavizamos y nos matamos.  Es como un padre y una madre, que siempre lo serán aunque los hijos se alejen o se independicen. Dios entrega a su Hijo a la historia humana y con ello vive los horrores que hemos creado en nuestra convivencia malsana. Pero Jesús experimenta nuestro mal sin dejar de obedecer y ser fiel al amor del Padre, los que ha supuesto nuestro perdón definitivo. Además, su resurrección nos crea la esperanza de que nuestra vida no termina donde nuestro pecado fijó su destrucción: la muerte, sino en la vida sin fin de su amor eterno.

2.- La Comunidad.  La Trinidad expresa la comunión entre las relaciones divinas. Dios crea, recrea y salva, y las tres funciones están íntimamente relacionadas. No hay ni oposición, ni distanciamiento entre ellas, sino funciones que se suceden unas a otras, se complementan y se fortalecen. La comunidad humana y cristiana es imagen de estas relaciones divinas. La familia crea y desarrolla la vida, de forma que hace de niños personas. La sociedad y la comunidad cristiana crea al recrear y desarrollar las vidas que no han tenido la oportunidad de alcanzar su dignidad, o simplemente complementan desde las relaciones amorosas divinas nuestros fallos y pecados culturales e institucionales. Como la persona, las sociedades y las comunidades tienden a buscarse a sí mismas, desconociendo el nombre de los vecinos, por hemos construido muros bien altos para no ver lo que pasa en África, por ejemplo. La comunidad cristiana posee el Espíritu, que le recuerda constantemente cuál es su misión: hacer relevante a un Dios que continuamente crea, recrea y salva, porque no se cansa de darse sin límite a nuestra vida común y personal. 
3.- El creyente. Nosotros, al ser amados por Dios (cf. Rom 5,8-9), adquirimos la capacidad para amar, porque Dios es el origen y la raíz de todo amor. Cuando amamos al prójimo y amamos a la creación es una expresión visible del amor a Dios; el sacramento del encuentro con Él; no hay otra forma de demostrar que el amor a Dios es verdadero. Por otra parte, Jesús enseña la unión entre el amor a Dios y el amor al hermano (cf. Mc 12,28-34par). Esto nos conduce a denunciar los dioses que se han instalado en nuestra conciencia proveniente de una cultura esencialmente egoísta y mercantil. Creamos dioses al uso, iconos del arte, la ciencia, el deporte, la política, etc., donde tapamos a Aquel que es el que realmente favorece la paz interior y la relación pacífica con los otros, reconociéndolos como parte de nosotros. Debemos pedir al Señor que tengamos una experiencia verdadera de su amor, para resituar todos nuestros mitos, nuestros ídolos, nuestros dioses, que impiden una y otra vez un diálogo franco y sincero con el Señor y con los demás.





Tres relaciones de Amor

                                                                          LA TRINIDAD (B)


                                       

            Lectura del santo Evangelio según san Mateo 28,16-20

            En aquel tiempo los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: -Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.


1.- El Padre. Celebramos el centro de nuestra fe, que no es otro que la identidad de nuestro Dios. No es una cuestión complicada cuando escuchamos lo que Jesús nos dice de Dios. Somos los humanos los que la enredamos cuando intentamos definir a Dios con nuestra razón. Y, naturalmente, no le podemos definir. Veamos cómo experimenta Jesús a Dios, más que enseña. Explica que es una relación muy diferente a la establecida por la Ley o plasmada en los sacrificios en el templo de Jerusalén. Dice Jesús que Dios un Padre; que Dios es Creador, y lo es por el amor; es su amor lo que le ha hecho salir de sí para crear criaturas felices. Dios es totalmente diferente a la creación, pero la hace a su imagen y semejanza, para que la persona, devolviéndole el amor por el que ha sido creada, pueda mantenerse ligada a su origen amoroso. Dios es el salvador, salvación que promete en el mismo instante en el que la criatura decide alejarse o enfrentarse a Él. Dios la quiere salvar, porque no puede dejar de amarla. Jesús experimenta a Dios como su  Padre, y lo da a conocer como nuestro Padre. Pero su Padre y nuestro Padre, que entrega a lo más preciado que tiene ―a Jesús―, exige obediencia a su relación de amor y respeto a la dignidad de su nombre.

2.- El Hijo. Jesús se sabe y se experimenta como Hijo, enviado por el Padre para recuperar a su criatura maniatada por los lazos de la soberbia y del poder, que hace excluir de su vida a los demás y dar la espalda a quien le ha traído a esta vida. El Hijo es el que revela que el Padre es pura relación de amor, y con dicha relación de amor revela también cuál es la situación real de la humanidad: vivir inmersa en una cultura de violencia y de muerte, que es superior a las fuerzas humanas, que la ha esclavizado. La persona a estas alturas sólo puede vivir pendiente de sí misma y de sus intereses. La cultura del mal, que define a Dios y al hombre desde la violencia, es la que llevó a Jesús a la cruz. Y con el relato de su vida es cuando podemos comprender lo que nos ama Dios. El amor en Dios no es la declaración que hace en un discurso, ni lo que contiene las ideologías, ni las proclamaciones de tantos credos religiosos. Dios amor ofrece lo más preciado de sí para recuperar a los que salieron de la bondad de su corazón. No lo ha podido hacer mejor.


3.- El Espíritu Santo. Para que la creación y recreación, como relación de amor del Padre y del Hijo, no sean hechos del pasado, sino relaciones vivas y permanentes para sus criaturas, nos enviaron a su Espíritu. El Espíritu es cómo Dios nos ama, qué piensa Dios cuando ama, qué hace Dios cuando nos ama, qué decide Dios cuando busca nuestra felicidad. Y ese Espíritu de amor del Padre es el que le ha hecho enviar a su Hijo, es el que ha hermanado a toda creación con él, es el que transforma a cada uno de nosotros en hijos de Él y hermanos entre nosotros. Y esto es muy diferente a como la humanidad se ha construido en sus culturas desde su soberbia, poder, y la violencia y odio que desarrolla. Por eso hay que nacer de nuevo, como enseña Jesús a Nicodemo, para comprender estas tres relaciones de amor que es nuestro Dios: Padre, Hijo y Espíritu. Hechos, como somos, a imagen y semejanza del Señor, seremos felices cuando orientemos nuestra vida en dicha triple relación que es el Señor: amor que nos hace capaz de crear: crear una familia, de crear puestos de trabajo, de crear espacios donde la tierra dé de comer y los hombres puedan vivir; crear instituciones donde las personas puedan convivir desde el respeto mutuo; etc.; amor que nos hace ser hermanos de los demás: hermanos capaces de reconocer la dignidad humana de los demás, y tratar de recuperar a los que aún no saben su filiación divina y ; amor que no se cansa de darse y servir para seguir creado y hermanando.

                                   

La persona en Pablo

                                                Francisco de Asís y su mensaje

                                                           XIX
                                              

                                                                     La persona en Pablo

           
Es elocuente el testimonio personal de Pablo. En primer lugar relata esta situación en su vida: «...No hago el bien que quiero, sino que practico el mal que no quiero. Pero si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo ejecuta, sino el pecado que habita en mí. Y me encuentro con esta fatalidad: que deseando hacer el bien, se me pone al alcance el mal. En mi interior me agrada la ley de Dios, en mis miembros descubro otra ley que guerrea con la ley de la razón y me hace prisionero de la ley del pecado que habita en mis miembros» (cf. Rom 7, 14-24). No es Pablo quien actúa, sino el pecado que habita en él y le obliga a realizar actos en contra de su deseo de hacer el bien. Pablo participa de un pecado estructurado por una red que envuelve a la vida humana y que transforma en pecador a todo hombre (cf. Rom 3,23). El poder del pecado es tal que hace de Pablo su esclavo, y se le evidencia como un dinamismo que lo rompe interiormente imponiéndose al bien que quiere llevar a cabo. El resultado es la división interior entre el amor que le infunde su imagen divina y le conduce a vivir según el Espíritu —según la ley de Dios— y la soberbia que experimenta con el peligro de que se puede adueñar de él por completo. La conciencia personal que experimenta Pablo del pecado es que hiere y rompe la relación personal de amor que Dios como Padre ha establecido con él como hijo. Es la quiebra de una relación de amor divino que se ha puesto al alcance de los hombres y que, a la vez, muestra la rotura de la fraternidad humana, toda ella constituida como hija por un amor vivido hasta la muerte, como es la vida de Jesús.

           
En segundo lugar Pablo personaliza la tendencia hacia el mal; es un deseo que no puede evitarlo. La presencia del mal inscrita en las culturas adquiere tal potencia que se vuelve una realidad connatural en todas las personas, y les empuja a practicarlo (cf. Rom 5,12-14). No es que la naturaleza sea en sí mala, pues entonces afectaría a la bondad de Dios que la ha creado y le ha marcado unos objetivos, según señala la Escritura. Es más bien que la historia elaborada por los pueblos se asienta sobre unos pilares agrietados poniendo en riesgo la morada que los cobija; transitan por un mundo cuyo ambiente está corrompido. De esta forma, el hombre al respirar una atmósfera viciada, aviva su tendencia al mal, pervierte su libertad y sus comportamientos, y contribuye, a su vez, a la potencia solidaria y social del mal. Hay dos realidades que corroen la existencia humana: la muerte sin sentido, anunciada por la enfermedad, el dolor y la degradación psíquica y física, que rebela al hombre contra ella, no obstante su dimensión contingente y finita; y la rotura de su integridad personal que incide en su libertad y en su dominio de la concupiscencia, entendida como un apetito que le empuja hacia el mal, y que sortea sus potencias racional y afectiva. La quiebra interior, la distancia entre el ser y el hacer, como experimenta Pablo, hace que la persona discurra por unos vericuetos distintos del camino indicado por Dios y se aleje de su proyecto inscrito en la imagen que lleva impresa. La disociación entre historia humana, persona individual e imagen de Dios hace que la integridad humana se rompa y conduzca al hombre a la práctica del mal, a admitir su responsabilidad y a cargar con la culpa consiguiente.

           
Dios responde a las acciones humanas libres, que ponen en marcha el mecanismo de destrucción y muerte de la creación, con su presencia en la historia por medio de Jesús. La Encarnación hace posible que el hombre cambie y se rehaga a sí mismo; a la vez, ofrece la oportunidad de la reconciliación personal al reconciliarse con Dios, y que la fuerza del mal se vea superada por la del bien: «Pues si por el delito de uno murieron todos, mucho más abundantes se ofrecerán a todos el favor y el don de Dios, por el favor de un solo hombre, Jesucristo. [...] Donde proliferó el delito, lo desbordó la gracia. Así como el pecado reinó por la muerte, así la gracia, por medio de Jesucristo Señor nuestro, reinará por la justicia para una vida eterna» (Rom 5,15.20-21). Aparece entonces una nueva dimensión de la bondad que es más fuerte que la potencia del mal generada por las culturas y la libertad individual. Toda persona percibe en su interior estos ecos de Dios y de la maldad originando una tensión permanente en su vida.


       
     La convivencia del bien y del mal en la persona ¿cómo es factible experimentarla en favor del bien, que es la victoria de Dios en Jesús? ¿Cuál es el camino que hay que recorrer para que el bien se imponga definitivamente en el corazón humano? Todavía más: ¿es acaso posible existir en los parámetros del amor dentro de una historia corrompida capaz de cambiar razonablemente su perspectiva?

Santos y Beatos Familia Franciscana: 25-31 mayo

                                                                               25 de mayo


                                                    Gerardo de Villamagna (1174-1270)

            El beato Gerardo Mecatti, de la Orden Franciscana Seglar, nace en Villamagna (Toscana. Italia). Huérfano a los doce años, reparte sus bienes a los pobres. Viaja dos veces a Palestina para visitar los Santos Lugares. Es apresado por los turcos, salvando su vida de milagro. Como también lo es cuando viaja a Siria por los ataques de los piratas. En la segunda estancia en Palestina se dedica a la oración y atención a los pobres y peregrinos. Después de residir siete años en Tierra Santa, busca en Italia a San Francisco, recibe de él el hábito de terciario, y se dedica a la oración en una capilla cercana a Villamagna. Construye un oratorio dedicado a la Virgen María en lo alto de la colina del Encuentro, guardada en la actualidad por un convento edificado por San Leonardo de Porto Mauricio. Muere el 25 de mayo de 1270 a la edad de 96 años. El papa Gregorio XVI aprueba su culto el 18 de marzo de 1833.

                                   Común de Santos Varones

            Oración. Señor Dios, tú nos has revelado que toda la ley se compendia en el amor a ti y al prójimo; concédenos que, imitando la caridad del beato Gerardo Mecatti, podamos ser un día contados entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.


                                                                                26 de mayo


                                                            Felipe de Neri (1515-1595)

            San Felipe Neri nace en Florencia (Toscana. Italia) en 1515. Después de cursar los estudios eclesiásticos y ordenado sacerdote, marcha a Roma donde se entrega al servicio de la educación de la juventud. Funda la Congregación del Oratorio, cuya misión es el culto divino y el servicio a los desfavorecidos. Tiene un carácter jovial y alegre. Muere en 1595.

                                   Común de Santos Varones

            Oración. Señor Dios, que no cesas de enaltecer a tus siervos con la gloria de la santidad, concédenos que el Espíritu Santo nos encienda con aquel mismo fuego con que abrasó el corazón de San Felipe Neri. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                                                                27 de mayo


                                                     María Josefa Roselló (1811-1880)

            Santa María Josefa nace en Albisola Marina (Liguria. Italia) el 27 de mayo de 1811, hija de Bartolomé Rosselló y María Dedone. Ayuda a sus padres en el trabajo de modelación de arcilla y en el cuidado de sus hermanos menores. Pronto siente la inclinación de socorrer a los pobres y orar a Jesús crucificado y a su Madre. Ingresa en la Orden Franciscana Seglar. Sirve en la familia de los Monleone desde 1830 a 1837. Por faltarle la dote no puede incorporarse al Instituto de las Hijas de Nuestra Señora de las Nieves. Responde en 1837 a la solicitud del Obispo de la Diócesis, monseñor Agustín De Mari (1835-1840), para dedicarse a la formación de jóvenes marginadas y a los pobres enfermos. Funda el Instituto de Nuestra Señora de la Misericordia el 10 de agosto de 1837. Colabora con los sacerdotes Nicolás Olivieri y Blas Verri en el rescate de esclavos en África. Abre una fraternidad en 1875 en Buenos Aires (Argentina). Muere el 7 de diciembre del año 1880 en la casa madre del Instituto en Savona. El papa Pío XII la canoniza el 12 de junio de 1949.

                                    Común de Santas Mujeres

            Oración. Señor Dios, que cada año nos alegras con la fiesta de Santa María Josefa, concede a los que celebramos su memoria imitar también los ejemplos de su vida. Por nuestro Señor Jesucristo.


                                                                                 28 de mayo


                                                        Herculano de Piégaro (1390-1451)

            El beato Herculano nace en Piégaro (Perusa. Italia) en 1390. En 1410 viste el hábito franciscano. Es su maestro el beato Alberto de Sarteano, con San Bernardino de Siena, San Jaime de la Marca y San Juan de Capistrano, una de las columnas de la Observancia. Después de cursar los estudios eclesiásticos es ordenado sacerdote. Se entrega a la predicación por toda la comarca, haciendo especial hincapié en la pasión de Jesús y en su seguimiento en pobreza y penitencia. Alterna la predicación con una vida intensa de oración. Acompaña en 1429 a Alberto de Sarteano a una misión en Palestina, misión encomendada por el papa Eugenio IV. Herculano ayuda a los habitantes de Lucca sitiados por los sol-dados de Florencia en 1430. En agradecimiento le ceden el convento de Pozzuoli. Edifica dos conventos para la Observancia en Barca y en Castelnuovo en Carfagna (Toscana. Italia). Muere el 28 de mayo de 1451 a los 61 años de edad. El papa Pío IX aprueba su culto el 29 de marzo de 1860.


                                   Común de Santos Varones
           
            Oración. Señor, tú que otorgaste al beato Herculano la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por su intercesión, la gracia de vivir fielmente nuestra vocación, para que así tendamos a la perfección que tú nos has propuesto en la persona de tu Hijo. Que vive y reina contigo.

                                                                               28.1 de mayo


                                              Mariana de Jesús de Paredes (1618-1645)

            Santa Mariana de Jesús nace el 31 de octubre de 1618 en Quito (Ecuador). Huérfana desde muy pequeña la cuida su hermana Jerónima y su esposo, quienes la crían como una hija suya. Lleva una vida de penitencia y oración en casa de su hermana, saliendo a la calle sólo para ir a Misa. Más tarde profesa en la Orden Franciscana Seglar, sirviendo a los más necesitados sin distinción de raza ni color. La dirige espiritualmente Hernando de la Cruz, que la retrata. A Santa Mariana se la conoce como La Azucena de Quito. Una vez le practican una sangría; echan la sangre en una maceta y en ella nace una azucena. Por eso se representa con esta flor en sus manos o cerca de ella. El día 30 de noviembre de 1945, la Asamblea Nacional Constituyente de Ecuador la nombra Heroína de la Patria. Es beatificada el 20 de noviembre de 1853 por el papa Pío IX y canonizada el 4 de junio de 1950 por Pío XII, siendo la primera santa ecuatoriana; es considerada como patrona de su país natal.

                                               Común de Vírgenes

            Oración. Señor, Dios de misericordia, que hiciste florecer en Santa Mariana de Jesús Paredes, como lirio entre espinas, la pureza y austeridad de vida, concédenos, por su intercesión, vernos libres de todo pecado y tender a la perfección evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                                                             29 de mayo


                                    Raimundo de Carbona y Esteban de Narbona (1242)

            La herejía albigense se extiende por Tolosa a comienzos del siglo XIII. Gregorio IX envía al dominico Guillermo Arnaud como inquisidor a las diócesis de Tolosa, Albi, Carcasona y Agent. Se le opone Raimundo VII, conde de Tolosa, que prohíbe a los religiosos cumplir con su cometido. Raimundo de Alfar, balí de Avignonet, pequeña ciudad a pocos kilómetros de Tolosa, invita a Guillermo y a diez compañeros a su castillo, y los asesina mientras ellos cantan el “Te Deum”. Entre los once mártires hay dos franciscanos: Este-ban de Narbona y Raimundo de Carbona. Esteban de Narbona nace en Saint Thibery, en la diócesis de Maguelonne, en Francia. Monje benedictino, seducido por el ideal de San Francisco se hace Hermano Menor. Trabaja por la defensa de la fe contra los errores de los albigenses. Con Raimundo de Carbona, dio valerosamente la vida por amor de Cristo. Los beatos Esteban y Raimundo son sepultados en Tolosa en la iglesia de los Hermanos Menores. El papa Pío IX aprueba su culto el 6 de septiembre de 1866.

                                               Común de Mártires

            Oración. Señor Dios, que concediste a los mártires Raimundo de Carbona y Esteban de Narbona la gracia de morir por Cristo, ayúdanos en nuestra debilidad para que, así como ellos no dudaron en morir por ti, así también nosotros nos mantengamos fuertes en la confesión de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.



                                                                               30 de mayo


                                             Fernando III de Castilla y de León (1199-1252)

San Fernando III es hijo de Berenguela I, reina de Castilla, y de Alfonso IX, rey de León, y sobrino de Blanca de Castilla, madre de San Luis Rey de Francia. Hace lo posible para que se establezca la paz entre los reinos de Castilla, Aragón, Navarra y León. En la guerra con los sarracenos conquista Córdoba, Jaén, Sevilla y Murcia para los cristianos. Pertenece a la Orden Franciscana Seglar, se desposa con Beatriz de Suabia en 1219, con la que tiene diez hijos, y cuando enviuda se casa con Juana de Danmartín en 1237, con la que tiene 5 hijos. Promueve la traducción del Fuero Juzgo e impone el castellano como idioma oficial de sus reinos en sustitución del latín. Manda la edificación de las catedrales de Burgos y León. Promueve la vida cristiana en su reino, favoreciendo la creación de las instituciones fundamentales para que se desarrolle, sobre todo en los terrenos conquistados a los musulmanes. El papa Gregorio IX lo llama «Atleta de Cristo» e Inocencio IV le da el título de «Campeón invicto de Jesucristo». El papa Clemente X lo canoniza en 1671.

                                   Común de Santos Varones


            Oración. Oh Dios, que elegiste al rey San Fernando como defensor de tu Iglesia en la tierra, escucha las súplicas de tu pueblo que te pide tenerlo como protector en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                                                             30.1 de mayo


                                                   Mariano de Roccacasale (1778-1866)

El beato Mariano nace el 14 de junio de 1778 en Roccacasale (L’Áquila. Italia), hijo de Gabriel de Nicolantonio y Santa de Arcángelo. Cuida del rebaño de sus padres y ali-menta su soledad con una relación permanente con el Señor. A los 23 años entra en la Orden. Viste el hábito el 2 de septiembre de 1802 en el convento de Arisquia con el nombre de Mariano de Roccacasale. Permanece en esta fraternidad durante 12 años, ejerciendo las funciones de carpintero, hortelano, cocinero y portero. A los 37 años marcha al Retiro de San Francisco de Bellegra, en el que se entrega por entero a la vida de oración. Aquí ejerce el oficio de portero durante más de 40 años, donde acoge a los peregrinos con una caridad exquisita e instruye a la gente en la vida de fe y enseña las devociones cristianas y franciscanas. Muere el 31 de mayo de 1866, jueves del «Corpus Christi». El papa Juan Pablo II lo beatifica el 3 de octubre de 1999.

                                               Común de Santos Varones

            Oración. Señor, tú que otorgaste al beato Mariano la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por su intercesión, la gracia de vivir fielmente nuestra vocación, para que así tendamos a la perfección que tú nos has propuesto en la persona de tu Hijo. Que vive y reina contigo.


                                                                              30.2 de mayo


                                             María Celina de la Presentación (1878-1897)

            La beata Jeanne Germaine Castang nace en Nojals (Dordoña. Francia), el 24 de mayo de 1878, hija de Germain Castang y Marie Lafage. Colabora con las Hermanas de San José de Aubenas y en la Parroquia de su pueblo. Debido a una crisis económica familiar, pide limosna para alimentar a su familia. Ingresa en el Instituto Nazaret de Burdeos dirigido por las Hermanas de Jesús María de Le Dorat. El 12 de junio de 1896 ingresa como postulante en el monasterio «Ave María» de las Clarisas, y el 21 de noviembre de ese mismo año viste el hábito franciscano con el nombre de María Celina de la Presentación de la Santísima Virgen María. Destaca por su entrega a la fraternidad, capacidad de sufrimiento en las enfermedades que padece a lo largo de su vida, que derivan en una grave tuberculosis, lo que le unió a la pasión de Cristo. Muere el 30 de mayo de 1897, tras emitir la profesión religiosa «in articulo mortis». La beatifica el papa Benedicto XVI, y el cardenal José Saraiva preside la ceremonia de la beatificación, celebrada en Burdeos el 16 de septiembre de 2007.


                                   Común de Vírgenes

            Oración. Señor, tú que te complaces en habitar en los limpios de corazón, concédenos, por intercesión de la beata María Celina de la Presentación, virgen, vivir la pasión de tu Hijo de tal manera que merezcamos alcanzar los bienes de la Resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                                                               31 de mayo


                                                    Visitación de Santa María Virgen

«En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Isabel se llenó de Espíritu Santo y exclamó a voz en grito: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!; ¿quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto su saludo llegó a mis oídos, saltó de alegría el niño en mi vientre. ¡Dichosa tú que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá!”». (Lc 1,39-45). El papa Urbano VI instituyó la fiesta en 1389 y la colocó entre la Anunciación del Señor y la Natividad de Juan Bautista.

            Oración. Señor Dios, tú que inspiraste a la Virgen María, cuando llevaba en su seno a su Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel, concédenos, te rogamos, que, dóciles a las inspiraciones de tu Espíritu, podamos, con María, cantar tus maravillas durante toda nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo.


                                                              Inmaculado Corazón de María


                                  [Sábado posterior al segundo domingo después de Pentecostés]

                                                           Común de Santa María Virgen


            Oración. Oh Dios, tú que has preparado en el corazón de la Virgen María una digna morada al Espíritu Santo, haz que también nosotros, por intercesión de la Virgen, lleguemos a ser templos dignos de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.