domingo, 18 de enero de 2015

CUIDADO DE LA CREACIÓN

POR EL CONOCIMIENTO Y CUIDADO DE LA CREACIÓN


Francisco López Bermúdez
Facultad de Letras
Universidad de Murcia

           
Los mares, océanos y lagos son otros lugares extraordinarios  de la Creación. El Mar de Galilea (166 km2 de superficie y 13 km de anchura máxima, dimensiones parecidas  a las del  Mar Menor,  125 km2 y  11 km), también llamado mar o lago de Tiberíades y lago de Genesaret era un lugar muy relacionado con Jesús. Los Evangelios de Marcos, Mateo y Lucas describen  que en su entorno Jesús reclutó a los pescadores  Simón, Andrés, Juan y Santiago, en sus orillas tuvo  lugar el milagro de los panes y los peces, anduvo sobre sus aguas y desde una colina con vistas al lago se cree que  pronunció su famoso sermón de la montaña. Jesús creció, vivió y disfrutó del paisaje de este “mar” de Galilea aquí, en sus años de vida pública  fue exponiendo su trascendental mensaje de tolerancia y amor.  Probablemente conocería la costa del cercano Mar Mediterráneo, mar que enlaza las costas orientales de la península Ibérica y Baleares con las de  Galilea, actualmente Norte de Israel. Desde esta orilla, los atardeceres son bellísimos, místicos.
           
La costa, zona de transición entre el medio marino y las tierras continentales, es un ambiente  singular, una interfase mar-tierra-atmósfera rica en relaciones e influencias de todo tipo. Un espacio privilegiado, en equilibrio dinámico y frágil,  atractivo y muy apetecido, en el que se superponen, al soporte  físico, una rica e interesante biodiversidad, actividades tradicionales en el uso del suelo y una  actividad pesquera artesanal. También es un espacio con riegos y amenazas recientes como es la actividad urbano-turística.
           
El paisaje litoral natural  de la Región de Murcia tiene un interés, valor y belleza en muchos casos excepcional. Un espacio de gran variedad geomorfológica y ecológica, de interés, belleza y vulnerabilidad donde alternan sectores de abruptos  acantilados con playas de arenas y de gravas multicolores. Blancas y doradas calas con  mangas o barras arenosas que cierran humedales de valor ecológico extraordinario. Superficies kársticas cinceladas por el agua con campos de dunas fijas unas y otras en movimiento. Formaciones deltaicas  originadas por  ramblas que desaguan en este espacio natural con  islas e islotes de valioso interés biofísico y saladares con charcas salineras. Paisajes naturales modelados, esculpidos en roca por el agua y el viento  durante miles de años y, en alguna ocasión por la actividad humana. Lugares  de fantasía, que en muchos casos, encierran misterio y despiertan la imaginación y atracción. A lo largo de los 250 km (incluyendo el perímetro de las islas), el litoral ofrece unos paisajes singulares, diversos, de calidad  y de gran interés medioambiental.
           Buena parte de este magnífico espacio natural, en las últimas décadas,  ha sido intensamente  transformado por la actividad humana a  consecuencia de  la presión urbanística, tan intensa  que en importantes sectores  es ya una  costa artificial. La calidad del paisaje se ha degradado, en muchos casos, a consecuencia de la invasión y ocupación del dominio público-terrestre, por las descargas de contaminantes de las poblaciones  ribereñas, por la  actividad minera de antaño, por vertidos de la agricultura, por  basureros, por la proliferación de diques, espigones y puertos que interrumpen la dinámica propia del litoral produciendo excesivas  acumulaciones  en algunos lugares  o fuertes erosiones en otros.  Le excesiva presión humana sobre los paisajes de la costa afecta a la calidad de los recursos que son la base del atractivo turístico, como son  playas, calas y acantilados y, en definitiva a su sostenibilidad como recurso valioso no renovable.

           Afortunadamente, la costa de la región murciana  todavía conserva  bastantes  sectores con ecosistemas que conservan su interés y alta calidad primigenia. Paisajes que deben ser preservados frenando la ocupación masiva de la zona costera, recuperando  la funcionalidad natural del litoral, divulgando sus valores naturales y culturales, reforzando las actividades de educación y sensibilización ambiental  en los espacios protegidos del litoral como son: el Mar Menor, humedal protegido de importancia internacional, el Parque Regional Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila, las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar,   Cabo Cope y Puntas de Calnegre, los   espacios naturales  de la Sierra de la Muela, Cabo Tiñoso y Roldán, Cuatro Calas e  islas e islotes del litoral algunas de las cuales son  zonas de protección ZEPA al tratarse de ecosistemas terrestres muy singulares que se han conservado bastante bien. Además,  mejorando la cantidad y calidad de la información disponible para la toma de decisiones gestoras adecuadas, para la conservación de estos paisajes protegidos. Previendo y adoptando las medidas necesarias para mitigar  los potenciales impactos que puede desencadena, en un futuro no lejano, uno de los desafíos más importantes de este siglo: el cambio climático. Tareas todas estas ineludibles  para el futuro y la durabilidad  medioambiental del extraordinario patrimonio biofísico y cultural que es la costa de nuestra región.