domingo, 29 de noviembre de 2015

Libros: Fe y ateísmo


                                   Fe cristiana y ateísmo del siglo XXI

                                 Gerardo de Pozo Bajón e Ignacio Serrada Sotil (Eds.)



Pilar Sánchez Álvarez
Instituto Teológico de Murcia OFM
Pontificia Universidad Antonianum

                          El texto recoge las conferencias del Curso Fe cristiana y ateísmo del siglo XXI de la Facultad de Teología, de la Universidad  Eclesiástica de San Dámaso en el marco de los XXVII Cursos de verano de la Universidad Complutense celebrados desde el 30 de junio al 2 de julio de 2014.
                     Los editores escriben en el prólogo: "Y también el testimonio de un ateo nos afecta a los cristianos y nos obliga a escuchar, reflexionar y meditar". Siguiendo su lectura hay algunos puntos interesantes.
            ¿Fue alguna vez un cristiano acusado de ateo? Hoy nos puede parecer esto imposible, porque como cristianos nos consideramos creyentes del verdadero Dios. Pero hay que recordar el punto de vista cultural diferente  en ambientes históricos diversos.
            Los primeros cristianos, en los inicios del cristianismo, eran considerados ateos, y los romanos los tenían como una secta insignificante de los judíos. Tertuliano (Apologética 21) afirmaba que los cristianos vivían como a la sombra de una insigne religión, sin duda lícita. Atenágoras, en la Súplica a los emperadores, los acusó de ateos, antropófagos y de practicar el incesto.
           
Tanto los judíos como los cristianos eran acusados de venerar la imagen de un asno, de un carnero o de un buey (Tácito, Historias 5,4) o de odiar a todos los hombres (Tácito, Historias 5,5),;  o bien que eran ateos porque no adoraban a los dioses imperiales (Flavio Josefo, Contra Apión, 2.6; Plinio. Historia sobre la naturaleza humana, 13,4,46).
            Más tarde Galeno (Pedro Laín Entralgo, El cristianismo primitivo y la medicina, Alicante 2012) reconoce que los cristianos asumían actitudes propias de auténticos filósofos, al llevar una vida austera alejada de las pasiones, e incluso que afrontaban la muerte sin miedo. 
             Analizando lo anterior me pregunto:¿Qué lección podemos  concluir de estos datos? 
            En primer lugar que cuando no se conoce una cosa, se puede inventar todo tipo de infamias: cristianos como antropófagos, ateos, etc.
            En segundo lugar, que aunque no se compartan las mismas ideas, se debe reconocer lo bueno y lo verdadero que existe en los  demás. Conocerlas, para clarificar las propias.
            Hoy, según González de Cardedal (Meditación Teológica desde España, Salamanca, 1970,141) “el ateísmo colectivo constituye uno de los elementos determinantes de la conciencia contemporánea”.
            Esta postura no solo afecta a los demás, sino al propio cristiano, no a las dudas aisladas surgidas en cualquier momento, sino a la sensación de la inutilidad de la creencia y la duda permanente sobre la existencia de Dios.
         
           Ante estas posturas caben dos soluciones: seguir esa sensación y negar a Dios o bien, acogerlo como don y tarea.
          La mayoría de las personas no elige ninguna de ellas, porque optan por una solución intermedia, acogen a Dios, pero lo degradan hasta convertirlo en un ídolo.
          
Es decir,  aunque los cristianos tengamos una fe firme y creamos en el Dios Amor y Misericordioso como el Bien supremo, La Verdad suprema y la Belleza suprema, debemos por ese mismo amor y misericordia, así como por honestidad intelectual, conocer los ateísmos del siglo XXI, analizar  las críticas que se nos hace, reflexionar sobre ellas, poner soluciones si existen, y sobre todo respetar a todos, acogiéndolos como hermanos, aunque defendiendo la esencia cristiana sin caer en el  relativismo  que tanto daño está haciendo actualmente, y que, si seguimos por este camino, es posible  que en tiempos venideros podamos ser  acusados de “ateos”, con toda propiedad y razón, porque quizás,  no dejamos a Dios ser Dios, sino que hacemos   de Dios un  ídolo a nuestra medida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario