lunes, 14 de septiembre de 2015

Domingo XXV (B): El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí.

                                                             
                                                                     DOMINGO XXV (B)



            Lectura del santo Evangelio según San Marcos 9,29-36.

            En aquel tiempo, instruía Jesús a sus discípulos. Les decía: -El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará. Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
            Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa les preguntó: -¿De qué discutíais por el camino? Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: -Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos. Y acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: -El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.

           
1.- Servir es ofrecer la vida con generosidad. Jesús, pues, se pone como ejemplo ante los Doce, que deben seguir su conducta para abrir sus brazos como el Padre, acoger y rodear a los pequeños, y servirles para que alcancen su dignidad filial. Un ejemplo emblemático de esta actitud lo relata el cuarto Evangelio: «[Jesús] se levanta de la mesa, se quita el manto, y tomando una toalla, se la ciñe. Después echa agua en una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba ceñida [...] Pues si yo [...] os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros mutuamente los pies» (Jn 13,4-5.14).

           
2.- La actitud que provoca una relación de servicio mutuo es el clima que debe reinar en la comunidad que forma el discipulado. Y esto no deben perderlo, por más sufrimiento que entrañe su misión y convivencia: «Todos serán sazonados al fuego [...] Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la sazonarán? Vosotros tened sal y estad en paz entre vosotros (Mc 9,49-50par). Que la fraternidad viva en un ambiente de concordia es posible en la medida en que contemple la vida como servicio mutuo. Así dará un sabor nuevo a la existencia.

           
3.- El servicio de la comunidad cristiana se expresa en las ayudas y programas de rescate de niños, de jóvenes y de enfermos de los cientos de instituciones que llevan adelante las comunidades cristianas. Es ahí donde se demuestra que el servicio es salvación; o que hay que olvidarse de sí para rescatar al indigente; o que la generosidad y solidaridad es una actitud vital y se demuestra día tras día. Pero también hay que estar dispuesto a afrontar situaciones especiales. Es la invitación del Papa a las comunidades cristianas para que acojan a los refugiados; o denunciar a quienes provocaron la huida de la gentes de sus países, de sus casas y de sus trabajos; o descubrir a quienes asesinan a niños a patadas por ser cristianos, porque no merecen siquiera una bala; o los ahorcan; o los dejan que se ahoguen en el mar….






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