domingo, 7 de junio de 2015

Dios y la misericordia. I.

                                      REFLEXION SOBRE DIOS  Y LA MISERICORDIA

                                                          
                                                                       Magdalena Cánovas
                                                                       Instituto Teológico OFM
                                                                                         Pontificia Universidad Antonianum



Cuando hablamos de Dios nos referimos al Creador del mundo por propia voluntad y absoluta libertad.
El Ser de los seres, ha sido pensado de distinta forma por los hombres en diferentes épocas. El hombre al igual que tiene la capacidad del lenguaje (en su caso lengua), la capacidad axiológica, la racional, la estética etc., y otras exclusivamente humanas, es decir que no son propias de los demás animales, tiene además capacidad religiosa, es decir, una dimensión religiosa, y pertenece al ámbito de la libertad. Con la razón podemos pensar a Dios y con la libertad podemos adherirnos o no a él, se trata del ámbito de la voluntad. Tenemos alma, es decir somos conscientes y libres, aunque nuestra libertad está limitada por las leyes naturales y nuestra razón lo está por las leyes de la lógica. Pero además podemos amar, aunque nuestro amor tampoco es perfecto. Todo esto nos hace “divinos” que dirían los antiguos griegos. ¿Podemos conocer a Dios?: claro que podemos, pero no como fenómeno, no con la razón instrumental,   porque Dios no es una piedra, ni un árbol,  ni siquiera es un “animal divino”, como diría Gustavo Bueno, aunque en otro registro distinto. Dios no es animal, es el Ser divino. Así pues, podemos conocer a Dios e intuirlo en  y desde su maravillosa obra creacional, en sus animales divinos, tan complicados por eso de ser, pero todavía no, de estar en camino, en proceso de perfección.

A Dios se le puede conocer desde la razón, el hombre que piensa puede conocer a Dios, aunque no comprenda todo el “objeto”, porque Dios se escapa del fenómeno, es como diría Kant, la posibilidad de todo fenómeno. Si hay fenómeno es porque hay posibilidad de hacerlo posible. La posibilidad siempre está más allá de la  realidad y es lo que la hace posible. También se le puede conocer sobre todo, desde el corazón, desde el amor, desde la misericordia y desde la libertad.  Pero Dios tiene un reducto “misterioso” fuera del espacio y el tiempo, ya que es anterior a ellos, anterior a todo, aunque a partir de la creación está en ellos y en todo, puesto que todo sale de Él, o como dicen los pananteístas: estamos en Dios. Luego Dios no es sólo un ser trascendente, es también inmanente. La trascendencia nos separa de Él en cuanto al conocimiento, pero la inmanencia nos une a Él de forma inextricable.
 
Dios, ha sido pensado como, fuerza o poder, de ahí la palabra divinidad y divino, lo que ejerce una fuerza poderosa muy superior al hombre, que éste no  puede dominar;  como poder natural, fuerza de la naturaleza: panteísmo.  Poder  espiritual, cuando se entiende el universo como un Ser Vivo cuya parte física está regida sustancialmente por un Pneuma (Logos o Nous). Theos o Acto puro, pura energeia, Uno, Bien, perfección… Los antiguos,  entendieron el mundo como un todo mental, o un todo físico. Poco a poco el dualismo del clasicismo griego cobró fuerza frente a cosmovisiones puramente espirituales, o solamente físicas.  Los hombres quisieron también acotarlo, ponerle nombre al concepto para delimitarlo como idea, porque la idea es  idea de algo. Se les escapaba como el agua entre los dedos, debido a la pequeñez y limitación de la mente humana contingente, frente a la enormidad del Todo eterno.

Las grandes religiones monoteístas lo llaman Yahveh,  Abbá, Alá, pero lo llamen como lo llamen, Dios sigue siendo inefable, aunque todos estos nombres se refieren al mismo Ser Creador. Dios siempre tiene una cara oculta al hombre, un misterio, tiene un lado que no se puede pensar, es decir, que todos los infinitos atributos divinos no lo encierran, no lo abarcan, no lo pueden contener.


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