lunes, 26 de enero de 2015

«Este enseñar con autoridad es nuevo»

                                                              DOMINGO IV (B)
                                                     
                                                «Jesús indetifica y expulsa al demonio» 

        Lectura del santo Evangelio según San Marcos 1,21-28.

        Llegó Jesús a Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su enseñanza, porque no enseñaba como los letrados, sino con autoridad.
        Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: -¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: El Santo de Dios. Jesús lo increpó: -Cállate y sal de él. El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: -¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y lo obedecen.
        Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

       
1.- Jesús, diferente a Juan, que habla desde el desierto y la soledad, va en busca de la gente con los cuatro discípulos elegidos, y una vez que ha proclamado la cercanía del Reino. Se presenta en la sinagoga de Cafarnaún, como después lo hará en Corozaín, Betsaida, Naín, etc. Jesús habla con la coherencia que nace de una palabra que procede del Señor y que el mismo Señor la verifica por medio de su vida. Una vida que la gente siente como cercana, porque se dirige directamente a sus situaciones vitales, a sus pequeños o grandes problemas, a responder a sus esperanzas.  La comunidad cristiana afirmará más tarde que es el Hijo a quien el Padre le ha entregado todas las cosas (cf. Mt 11, 27). Da la paz, cura, libera a los poseídos, llora, padece, sufre, se indigna ante el mal. No hay magia, ni misterios, ni ocultaciones, ni explotación de ni sometimiento de los dioses; es simplemente que el Señor, pleno de bondad, se hace presente por la humildad y sencillez de Jesús.

       
2.- Los discípulos acompañan a Jesús. Aprenden la donación de la  salvación del Señor a las personas anónimas, en situaciones objetivamente no muy graves, pero para ellas es un no vivir: un cojo anda, un poseído recobra la libertad, los pecados cotidianos por no obedecer a la ley quedan perdonados y denunciados en algunos casos, como el ayuno, etc. Una doctrina novedosa y una acción liberadora hace que nos preguntemos si anunciamos el mensaje de Jesús está en su línea, si se encuadra en el anuncio de los discípulos (cf. Lc 10,1-20). Decimos y hacemos algo nuevo que suponga renacer la esperanza de los que nos rodean? ¿Le arrancamos una sonrisa agradecida? ¿Somos testigos de la bondad del Señor en la cercanía de Jesús? ¿Nuestras palabras son la de la gente, o andamos rebuscando los tecnicismos que ni nosotros mismos sabemos qué entrañan? ¿Hablamos con universales, amor, hombre, Dios, libertad, justicia, pobreza, riqueza, etc., etc.), o seguimos a Jesús, o al Papa en su lenguaje directo y llano? La Iglesia debe caminar por estas sendas abiertas por Jesús para que la gente viva de la esperanza.
       
3.- Cada uno de nosotros no sólo debe ver y admirar lo que hace de bien Jesús y los cristianos más santos reproducen sus obras. Es cierto que la mayoría de los cristianos somos del montón, con defectos y virtudes, pero podemos acercarnos a escuchar a Jesús en la sinagoga, contemplar el bien que obra, y  hacer nuestras sus actitudes de saber hablar con claridad, de saber callar con prudencia, de saber denunciar con valentía y amabilidad a la vez. Estamos tan cerca de Jesús para aprender tantas cosas..., pues está en los demás, en la Escritura, en el sagrario, en la entera creación. Basta abrir el corazón y captar la claridad de su mensaje, la proximidad de su aliento, la apertura su corazón.- Y también sentirnos liberados, como el endemoniado, de las ataduras e hipotecas de todo tipo que nos hacemos a lo largo de los años. No olvidemos que, para nosotros los cristianos, libertad significa capacidad de amar.


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