lunes, 1 de diciembre de 2014

Juan Bautista

                 DOMINGO II DE ADVIENTO (B)

 «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo»

            Lectura del santo evangelio según san Marcos 1,1-8

            Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
             Como está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino; voz del que grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos”»; se presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Acudía a él toda la región de Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el río Jordán y confesaban sus pecados.
            Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».

           
1.- Dios. Juan actúa con la certeza del «día del Señor», que en su voz se transforma en la ira inminente de Dios; es la santidad de Dios que reacciona ante nuestras infidelidades. Juan está convencido de que, definitivamente, «llega implacable el día del Señor, su cólera y el estallido de su ira, para dejar la tierra desolada exterminando de ella a los pecadores» (Is 13,9). La pretensión de Juan es que tomemos conciencia de nuestros pecados, podamos descubrir a Dios y encontrarnos con Él también de una forma amigable y misericordiosa. Las diatribas lanzadas por el Profeta intentan provocarnos una conversión que, por una parte, nos alcance a todos; y, por otra, nos suponga un cambio de corazón, de toda nuestra interioridad y que la expresemos en nuestra conducta. Juan nos dice que volvamos, retornemos  al camino de Dios, que jamás debimos abandonar.

2.- La Iglesia. Jesús coincide con el Bautista en proclamar la situación de infidelidad en la que se encuentra Israel, dirigido por unas autoridades religiosas que, en connivencia con los poderes económicos y políticos, impiden una relación entre los creyentes y el Señor, sobre todo según las tradiciones proféticas. Por fin, Dios anuncia una intervención definitiva sobre el Pueblo, que ve acercarse su fin. Ante tal estado de cosas, es necesaria una conversión urgente, un cambio de rumbo en la vida, pues el Señor no está dispuesto a rehacer una y otra vez su Alianza y conceder el perdón de una forma permanente e ilimitada. La predicación de Juan y la práctica del bautismo como signo de conversión, es aceptado por Jesús en su conjunto. Y lo traslada a la comunidad cristiana después de la Resurrección y Pentecostés. No sólo nosotros, sino la Iglesia en sus estructuras, ministerios y experiencia comunitaria del Señor necesita la conversión permanente. También nuestras familias, como iglesias domésticas que son.

           
3.- El creyente. Juan predica la conversión desde el desierto. El desierto es un lugar peligroso, pues es donde se cobijan los rebeldes políticos y sus secuaces, además de los que huyen de la justicia; viven toda clase de animales en un terreno inhóspito y quebradizo. Por otro lado, el desierto se contempla de una forma simbólica como un tiempo de revelación y relación con Dios. Por eso, el desierto desconcierta: Juan escucha la voz de Dios y Jesús percibe la seducción del diablo. Pero también el desierto es para Jesús uno de los lugares solitarios donde se retira para orar y relacionarse con Dios.  En este período de la espera de la celebración de la Navidad debemos intensificar nuestra oración; limpiar de cosas y personas que puedan interferir nuestras relaciones de amor, nuestra apertura al Señor.  Jesús nos bautizará con el Espíritu Santo. El Espíritu de Dios origina nuestra renovación interior, dando lugar a una nueva situación ante Dios y ante los demás hombres. He aquí la descripción de Isaías: «Hasta que se derrame sobre vosotros un aliento de lo alto; entonces el desierto será un vergel, el vergel contará como un bosque, en el desierto morará la justicia, y el derecho habitará en el vergel, el efecto de la justicia será la paz, la función de la justicia, calma y tranquilidad perpetuas» (32,15-18). Por eso el bautismo de agua de Juan es sólo un preámbulo, o una sombra de lo definitivo, que dará más adelante Jesús que nos renovará nuestra interioridad desde su entrega personal.



«Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo». II Adviento

                     DOMINGO II DE ADVIENTO (B)

«Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo»

            Lectura del santo evangelio según san Marcos 1,1-8

            Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
             Como está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino; voz del que grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos”»; se presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Acudía a él toda la región de Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el río Jordán y confesaban sus pecados.
            Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».

           
1.- Texto. Juan pertenece seguramente a una familia sacerdotal. Sin embargo los Evangelios lo sitúan alejado del templo, predicando contra la corrupción social y religiosa que reina en el judaísmo de entonces. Juan vive en lugares alejados de los centros urbanos. Esto se indica con el término «desierto», que no necesariamente se entiende un lugar inhabitado y estéril, sino más bien un sitio distanciado de las grandes concentraciones humanas; es el lugar solitario que Jesús busca también para descansar, instruir a la gente y a los discípulos y orar. La indumentaria y alimentación de Juan es muy austera, muy parecida a la de los nómadas del desierto. Lleva un vestido de piel de camello, para protegerse del calor durante el día y del frío por la noche, con un cinturón de cuero a su cintura, muy corriente en este tiempo; y se alimenta de langostas y miel silvestre.
           
           
2.- Mensaje.- Juan  proclama una intervención de Dios al final de los tiempos para abrir definitivamente la historia a unas nuevas posibilidades de vida que destierren el pecado, la muerte, la injusticia y la esclavitud. En este «final de los días», o en este «detrás de los días» se dará una situación en la que se inaugurarán «un cielo nuevo y una tierra nueva» (Is 65,17) a partir de un juicio divino. En primer lugar, el mundo nuevo  entraña la paz/plenitud, es decir, poseer salud y una buena familia, un trabajo que dé de comer a todos, unas relaciones sociales en las que se cumpla la dimensión pública de la persona y poder ir al templo para orar a Dios y ofrecerle sacrificios. En segundo lugar, la novedad de la vida nueva lleva consigo que Dios se abra al corazón humano para purificarlo, para salvarlo; y dialogue con el pueblo para que Israel sea fiel y cumpla la Alianza.  Por último, que se experimente la amistad, las relaciones interpersonales y comunitarias para que la persona alcance su plenitud en el amor y consideración de los valores de los demás. Son el contenido de la promesa y de la esperanza que anida desde hace mucho tiempo en Israel. Pero esta vez se llevará a cabo con una intervención personal del Señor, que rehará la existencia humana y la del cosmos con la consiguiente novedad que supone la presencia de la gloria divina en la creación, donde extirpará el mal, el pecado y todo aquello que impide la verdadera felicidad humana.
           
           
3.- Acción. La vida y la palabra de Juan forman una unidad inseparable. Pide desandar el camino de la comodidad y búsqueda de sí mismo, y lo muestra con su vida; exige que la vida se oriente hacia Jesús. Él es el que vendrá pronto para dar al hombre todo lo que necesita para alcanzar su dignidad: pan, agua, formación, salud, familia, amistad, relación viva con el Señor, alabarlo en su templo, apreciar y ser apreciado por el pueblo. Jesús lo ha iniciado con la presencia de reino en los pueblecitos de Galilea y con otros modales: visita las ciudades, come y bebe con la gente, se mezcla con ella y experimenta sus esperanzas, su problemas, su gozos y pesares, crea lazos de humanidad. Baja al Señor de su trono y lo sirve a sus conciudadanos con el perdón de los pecados, la relación pacífica. Y al final de su vida, nos da el Espíritu para que continuemos su obra. Es nuestra responsabilidad cristiana tanto individual como colectiva. Es el único camino que ahora tiene el Señor para cambiar la historia humana.







Santos y Beatos: del 1 al 7 diciembre

DICIEMBRE
1 de diciembre
Antonio Bonfadini (1400-1482)
            El beato Antonio nace en Ferrara (Emilia Romagna. Italia) hacia el año 1400; pertenece a la familia Bonfadini. Una vez graduado en la Universidad, ingresa en la Orden en el año 1437, en la fraternidad de Santo Espirito de Ferrara. Después de cursar los estudios teológicos, es ordenado sacerdote y se dedica a la evangelización en el nombre de Jesús, impulsado por el ejemplo de San Bernardino de Siena. Pronto adquiere las costumbres de la vida franciscana: espíritu de oración, predicación acompañada del testimonio evangélico, cuyos símbolos franciscanos en este tiempo son, además de San Bernardino, San Jaime de la Marca y San Juan de Capistrano. Viaja a Tierra Santa, siguiendo las huellas de San Francisco. Después de su estancia en la tierra del Señor, prosigue la predicación por las ciudades y pueblos de Italia. Muere en el hospital de los Peregrinos de Cotignola (Ravena) el 1 de diciembre de 1482. El papa León XIII aprueba su culto el 13 de mayo de 1901.
                                                            Común de Pastores o Santos Varones
            Oración. Dios providente, que consagraste este día con la fiesta del beato Antonio, concédenos, por tu bondad, mantener con firmeza y consolidar con obras la fe queÉl proclamó infatigablemente. Por nuestro Señor Jesucristo.
  
1.1 de diciembre
María Rosa de Jesús (1917-1972)
            La beata María Rosa nace en Prignano sulla Secchia (Módena. Italia) el 11 de noviembre de 1917. El 27 de agosto de 1940 ingresa en las Religiosas Franciscanas de San Onofre en Rímini. Profesa el 25 de septiembre de 1942. Se dedica a la enseñanza en la escuela Santa Ana, de Rímini, y luego en la escuela parroquial Pro Patria, en Ferrara. El 22 de julio de 1945 abre una guardería en Tamara. Enferma de tuberculosis ingresa en el hospital Santa Ana de Ferrara. Padece la enfermedad durante 27 años. Se une a Jesús crucificado, y ayuda a los enfermos a vivir el dolor desde el amor a Dios y a los hermanos. Se muestra siempre con alegría, paz y serenidad. El 16 de julio de 1946 se consagra a la Virgen. Repite la consagración el 8 de diciembre de 1961. Muere el 1 de diciembre de 1972. El papa Benedicto XVI la beatifica el 29 de abril del año 2007.
                                               Común de Vírgenes
            Oración. Señor y Dios nuestro, que prometiste habitar en los limpios de corazón, concédenos, por la intercesión de la beata Rosa María, virgen, ser de tal manera fieles a tu gracia que merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo.


2 de diciembre
Ángela María Astorch (1592-1665)
            La beata Ángela María Astorch nace en Barcelona (Cataluña. España) el 1 de septiembre de 1592. Muy joven ingresa en la fraternidad de las hermanas Clarisas Capuchinas de la misma ciudad. Profesa el 8 de septiembre de 1609. En 1614 es destinada a Zaragoza con la responsabilidad de maestra de novicias. En 1628 es elegida abadesa, cargo que ejerce hasta 1637. En 1645 viaja a la fundación de las Clarisas Capuchinas de Murcia. Es abadesa y maestra de novicias durante 16 años. Acoge en la comunidad a la hermana del escultor Francisco Salzillo, por cuya intercesión esculpe a Santa Clara, obra maestra de la imaginería clariana. Sirve a los pobres y enfermos en la peste de 1648 y en la inundación de 1651. La piedad de María Ángela se centra en la persona y en el misterio de Cristo, sobre todo en su pasión y muerte. Muere el 2 de diciembre de 1665. El papa Juan Pablo II la beatifica el 29 de mayo de 1982.
                                               Común de Vírgenes
            Oración. Oh Dios, rico para todos los que te invocan, que adornaste a la beata María Ángela, virgen, con el don de penetrar de modo inefable en el tesoro de tus riquezas mediante la diaria liturgia de alabanza: concédenos, por su intercesión, dirigir a ti de tal manera nuestras acciones, que seamos alabanza de tu gloria en Jesucristo, tu Hijo. Que vive y reina contigo.


2.1 de diciembre
Rafael Chylinski (1694-1741)
            El beato Rafael Chylinski nace en Wysocko (Poznam. Polonia) el 8 de enero de 1694. Terminados sus estudios en Poznam, ingresa en el ejército en 1712. Tres años después entra en la Orden de los Menores Conventuales en el convento de Cracovia. Estudia filosofía y teología; es ordenado sacerdote en 1717 y se entrega a la evangelización, al cuidado de los enfermos y a la ayuda a los pobres, principalmente en Lagiewniki, cerca de Lodz. Lleva una vida de intensa oración y extrema penitencia; siente una devoción especial a la Virgen María. Cuida a los apestados en Cracovia y Lagiewniki, preparándolos a bien morir. Después de una larga enfermedad, muere en Lagiewniki, el 2 de diciembre de 1741. El papa Juan Pablo II lo beatifica el 9 de junio de 1991, en Cracovia.
                                   Común de Pastores o de Santos Varones
Oración. Oh Dios y Padre nuestro, que concediste al beato Rafael Chylinski, presbítero, la gracia de seguir a Cristo pobre y humilde y socorrer a los pobres y enfermos, haz que, por su intercesión, sirvamos con generosidad a los hermanos, para obtener así tu bendición en el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo.
3 de diciembre
Francisco Javier (1506-1552)
            San Francisco Javier nace en el castillo de Javier (Navarra. España) el año 1506. Ingresa en París en la Compañía de Jesús. El año 1541 marchó al Oriente y evangeliza India y Japón. Muere el año 1552 en la isla de Sancián, a las puertas de China.
                                               Común de pastores
            Oración. Señor y Dios nuestro, tú has querido que numerosas naciones llegaran al conocimiento de tu nombre por la predicación de San Francisco Javier; infúndenos su celo generoso por la propagación de la fe, y haz que tu Iglesia encuentre su gozo en evangelizar a todos los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo.


4 de diciembre
Juan Damasceno (ss. VII-VIII)
            San Juan Damasceno nace en Damasco. Después de prepararse en Filosofía, ingresa en el monasterio de San Subas, próximo a Jerusalén. Escribe contra los iconoclastas. Muere a mediados del siglo VIII. Es doctor de la Iglesia.
                                   Común de doctores de la Iglesia
Oración. Te rogamos, Señor, que nos ayude en todo momento la intercesión de San Juan Damasceno, para que la fe verdadera que tan admirablemente enseñó sea siempre nuestra luz y nuestra fuerza. Por nuestro Señor Jesucristo.
5 de diciembre
Pedro de Siena (1289)
            El beato Pedro nace en Campim (Siena. Italia). Se dedica a la fabricación y comercio de peines, de ahí el epíteto de “pettinaio” que siempre acompaña su nombre. Comienza a santificarse en el ejercicio de su profesión. Es tan justo y serio en las relaciones comerciales, que la gente lo busca por doquier. De hecho tiene que ir a las ferias después de las vísperas, para no arruinar a sus competidores. Desposado, y sin hijos, lleva una vida familiar perfecta, según los valores evangélicos. De una vida religiosa profunda, frecuenta a los enfermos del hospital de Santa María de la Scala, curando sus heridas y besando sus llagas. Vende sus bienes y los distribuye entre los pobres. Vive en una habitación junto a la Puerta dell’Ovile. Ingresa en la Orden Franciscana Seglar. En 1282 se encarga de escoger entre los detenidos de las prisiones a cinco hombres entre los menos culpables para ser liberados y distribuir el dinero a los pobres destinado por el Ayuntamiento. Después de una grave enfermedad, obtiene el permiso para vivir en una celda del convento de los franciscanos. Adquiere el don de la prudencia, siendo llamado el “Santo del silencio”. Muere el 4 de diciembre de 1289. El papa Pío VII concede en su honor oficio y misa el 2 de enero de 1802.
                                               Común de Santos Varones
Oración. Dios misericordioso, por la gloria del beato Pedro nos ofreces el supremo testimonio de tu amor; concédenos, por tu bondad, que ayudados por su intercesión y estimulados por su ejemplo imitemos fielmente a tu Hijo. Que vive y reina contigo.
7 de diciembre
Ambrosio (340ca.- 397)
San Ambrosio nace en Tréveris, hacia el año 340. Estudia en Roma. El año 374 es elegido obispo de Milán. Muere un Sábado Santo, el 4 de abril del año 397.
                                   Común de doctores de la Iglesia

            Oración. Señor y Dios nuestro, tú que hiciste al obispo San Ambrosio doctor esclarecido de la fe católica y ejemplo admirable de fortaleza apostólica, suscita en medio de tu pueblo hombres que, viviendo según tu voluntad, gobiernen a tu Iglesia con sabiduría y fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo.