viernes, 10 de enero de 2014

Teología. Bautismo 1

       El Bautismo -I-
               Hombres nuevos en Cristo

                               



Texto

«¿Es que no sabéis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados por él en la muerte para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva…..» (Rom 6,3-11)

Reflexión ― I

1.- El hombre, imagen divina en la creación, lo presenta la revelación como una relación entre feminidad y masculinidad (cf. Gén 1,27; 2,232-24); unido al cosmos y responsable de su cuidado (cf. Gén 1,27; 2,7), es la criatura con más dignidad de la creación; se percibe como un ser esencialmente comunitario (cf. Gén 2,7), cuya historia es también la historia de Dios en la creación. Su imagen divina le hace tender hacia Dios; su vida es un proyecto que se despliega poco a poco en el espacio y en el tiempo, e incluye la promesa divina de que alcanzará su plenitud al final de los días según Dios le ha configurado (cf. Gén 3,15). La triple relación con el cosmos, los demás humanos y con Dios diseñan su ser individual.
Además, el hombre es un cuerpo, con el que se ubica entre las demás criaturas (cf. Núm 8,7; 1Re 21,27), y es un cuerpo animado con una vitalidad propia, por el que entabla relaciones con otros hombres semejantes a él (cf. Lev 23,30; 1Sam 18,1), y, por último, goza de la capacidad de dialogar con Dios (cf. Is 11,2; 1Sam 10,10), porque el mismo Dios le habilita para ello al darle su espíritu (cf. Job 33,4; Sal 33,6). En este sentido, el hombre existe porque es llamado por Dios para vivir y establecer una alianza de amor, que constituye la razón última por la que ha sido creado (cf. Éx 19.24; Dt 29). Por eso la relación con Él se erige en el fundamento de su existencia (cf. Dt 6,4-9; 30,15-20). El hombre, pues, es un ser individual, que forma un todo unitario contemplado en sí mismo; y es un ser colectivo, porque sostiene con los demás una relación de igualdad en la dignidad y de solidaridad en la responsabilidad de su destino común. En ambas dimensiones, individuo que pertenece a una comunidad, o una comunidad que se fundamenta en personas con igual dignidad, se mantiene en la existencia gracias a su comunicación con Dios dentro de su estructura creada.

El mal es un alejamiento de Dios entendido como la fuente de la vida (cf. Gén 3,1-24), como un fratricidio (cf. Gén 4,1-16), como un acto de orgullo de emular y sustituir a Dios (cf. Gén 11,1-9), como la opresión de los débiles, que es la actitud del Faraón con Israel (cf. Éx 5,6-22). En definitiva, el mal forma parte de la creación y en ella se encierra con una dinámica que se aleja y se opone a las intenciones divinas sobre sus criaturas. El mal se comprende al ir contra Dios como pecado en la Historia de la salvación. Esto se expresa en la reflexión sobre los orígenes del mal con estas frases: «El Señor se arrepintió de haber creado al hombre [...] Vio Dios la tierra, y he aquí que estaba toda viciada» (Gén 6,6.12). Si la comprobación del pecado casi siempre comienza cuando se sufre en la propia carne, o se contempla como una realidad que afecta con evidencia a la destrucción de la vida de los demás, llega un momento en el que se toma conciencia de que son los hombres los que cometen estas acciones contra Dios (cf. Jer 17,9). Y si peca el hombre, obedece a que se siente esclavo de una dinámica que no puede dominar del todo. Es la historia de la humanidad la que transmite una vida dañada y degradada. 

Cultura. Buen Humor

                                                 BUEN HUMOR

     
                                   
                          Francisco Henares Díaz

Un solidario está obligado a  tener buen humor. Por dos razones: una, porque yo no me imagino a una persona buena con un humor de perros; otra, porque el humor es fruto de la inteligencia. Un tonto no sabe reírse, y más si hay que reírse de uno mismo, que es la máxima expresión picarona de los listos. Todo esto se me estaba ocurriendo mientras leía uno de esos e-mail que nos envían los amigos, y que unas veces te aturden, pero otras, te levantan el ánimo pesimista que nos invade. Y quizás todavía el humor es más avispado, cuando habla de religión, de política, o de sexo, porque son los tres temas prohibidos en una tertulia en familia. Así somos de estrechos. Pues yo hoy, traigo ese mail que toca a la religión, pero es cariñoso, y encima te ríes. Me recuerda a los evangelios apócrifos, que son esos evangelios que no entraron en el Canon de la Iglesia por distintas razones y que ahora son muy leídos, porque presentan aspectos que no leemos en los otros. Lo que más me gusta de todos ellos es su capacidad de hacer humanas a las personas que son más  divinas. El pueblo llano quiere dioses que se tocan con la mano, con perdón de los iconoclastas que siempre la liaron, porque les parecía horrendo hacer imágenes de Jesús, o de María, o de los santos. // Bueno, pues ya está bien de presentación. Ahí va el buen humor sagrado. El del Boletín de las Notas que sacaba Jesús cuando iba a la escuela. Y el caso es que el autor (que no lo conozco) extrae ese el humor de los evangelios más canónicos. No es un lector pacato, y sobre todo no se ríe con risa gorda, facilona, sino risa de escondite, de segunda intención que es la más irónica.         
Empezamos. El Boletín de notas de Jesús deja mucho que desear… Jesús, que va a la escuela de Nazaret, vuelve a casa con el boletín de notas. Francamente, no es muy presentable. Su madre al verlo, no dice nada, meditando todas estas cosas en su corazón. Pero ahora queda lo peor: enseñárselo a José. Remitente: Escuela Simeón, de Nazaret. Destinatarios: José y María. Asunto: Boletín de notas de Jesús. Matemáticas: No sabe hace casi nada, excepto multiplicar panes y peces (Mt. 14, 13-21). Dominio de la suma: Nulo, afirma que su padre y él son uno (Jn. 10, 25-30). Escritura: Nunca trae ni cuadernos ni lápices. Por eso, tiene que escribir en la arena (Jn. 8, 2-11). Geografía: No tiene sentido de la orientación. Afirma que no hay más que un camino y que éste conduce al Padre (Jn. 14, 6-14). Química: No hace los ejercicios que se le ponen; tan pronto el profe se da la vuelta, transforma el agua en vino para divertirse con los compañeros (Jn. 2, 1-12). Educación física: En vez de aprender a nadar como todo el mundo, anda sobre el agua (Mc. 6, 47-52). 
Expresión oral: Gran dificultad para hablar con claridad; se expresa en parábolas (Mt 13, 2-3). Orden: Lo pierde todo en la escuela y declara, sin rubor, que ni siquiera tiene una piedra donde reclinar la cabeza (Mt. 8, 18-22). Conducta: Lamentable tendencia a tratar con los extranjeros, los pobres, los sarnosos, las prostitutas y otras gentes del mal vivir (Lc. 17, 11-19).                            
San José piensa que realmente esto no puede continuar así, que hay que ponerle pronto una cruz por los suspensos que lleva.                                             
Y hasta aquí el buen humor, pero que no decaiga la marcha, porque ¿qué sería el mundo y la familia y la Iglesia sin una pizca de humor? Estoy seguro que al Papa Francisco le haría gracia la capacidad de invención y soltura que tiene la gente creyente. Porque ahí está el detalle: quien lo ha escrito lleva muy dentro las lecturas de la Biblia (lex orandi). Si no ¿cómo va poniendo las citas de los evangelios tan a punto, buscándole las cosquillas, que eso es fuente de ingenio?

Solidario, tú también llevas dentro el humor y la humorada. Mantenla siempre. 

Libros. Evangelio de Judas

                         EL EVANGELIO DE JUDAS. 
                     TEXTO BILINGÜE Y COMENTARIO

                                      De Fernando Bermejo Rubio
                          Ed. Sígueme, Salamanca 2012.

                                      Comentario de Miguel  Álvarez Barredo

 Tal como se afirma en una nota de la publicidad del libro, “la presente edición ofrece, por primera vez en el ámbito hispánico, una edición bilingüe del Evangelio de Judas”.  El autor es una especialista en cuestiones de cristianismo antiguo, maniqueísmo y gnosticismo. Ha sido profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona y en la actualidad se dedica a la investigación en el Departamento de Filología griega de la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado múltiples obras sobre el gnosticismo, amén de colaboraciones en revistas especializadas de Europa y Estados Unidos.
La obra se articula de esta manera: Después de una presentación, el lector puede leer el texto del Evangelio de Judas en español, a continuación sigue una introducción a cuestiones pertinentes a este evangelio de Judas: Notas sobre el “códice de Al-Minya” o  “códice Tchacos”, lengua del códice, datación, género literario, el evangelio de Judas y NT, uso en la patrística, contenido, ideología, estructura, interpretaciones de este evangelio, y relevancia para el cristianismo. La sección final de la obra se ocupa de la traducción del texto copto, y la versión al español, colocada paralelamente, añadiendo en el fondo de las páginas notas aclaratorias del texto, muy útiles para una comprensión del mismo. Concluye con la bibliografía citada en el curso del estudio, y a fe que confiere a éste un poso científico encomiable. El códice estudiado  corresponde al “Al-Minya”, descubierto en Egipto durante los años setenta del s. XX, en el Egipto Medio, dentro de un sarcófago junto a otros textos. Fue un descubrimiento importante para la coptología, papirología, literatura apócrifa y corrientes reinantes en el cristianismo. El códice fue enseguida objeto de serie de vicisitudes y procesos judiciales a causa de ventas, traslados de lugar, etc, entre los marchantes. El códice en cuestión está escrito en copto sahídico, lengua del valle del Nilo, desde El Cairo hasta Asuán, posee variantes mesokémicas, entre otras. Probablemente corresponde a una  traducción de un original griego, pues contiene numerosas voces griegas. Este códice copto fue compuesto en torno al 280 d.C, y el original, del cual depende, entre el 130 al 160 d. C, versión griega que fue conocida por S. Ireneo de Lyon. La traducción copta no fue realizada antes del s. III, época en la cual el copto surge como lengua literaria. Así pues, entre el original griego y la traducción copta conservada hay un periodo de siglo y medio.
Como género literario concuerda con un diálogo de revelación, que narra las conversiones entre Jesús y un discípulo preferido después de la resurrección del Señor. Quien habla es el Jesús terreno, y termina precisamente cuando es entregado. No se alude a la pasión y crucifixión, o apariciones. El autor tuvo en cuenta, además de los evangelios, otros escritos del NT (Hechos, etc.), pues Judas se convertirá en el discípulo “decimotercero”, lo cual supone la historia de la elección de Matías.
Este escrito es cristiano, y polemiza con determinadas praxis cultuales cristianas, y la legitimidad  de los doce, grupo al cual Jesús confío su enseñanza, y anida, pues, en él una invectiva contra quienes postulaban la sucesión apostólica, como fuente de la autoridad de sus oficios eclesiásticos. Posee una antropología, cosmología, etc, de tendencia dualista. Cuestiona también la validez del culto sacrificial de la “gran iglesia”, para el autor prolongación del culto judío, y en este enfoque asocia también la celebración de la Eucaristía y el Bautismo. Otro blanco de las críticas del autor estriba en la interpretación sacrificial de la muerte de Cristo y su valor sotereológico. Dada la confluencia de ideas, y la crítica acerba contra los dirigentes de las iglesias, se piensa que el autor pertenece a un círculo gnóstico, y concretamente a la corriente denominada “setiana” (Set), pues presenta paralelismos con determinados textos de Nag Hamadi, atribuidos a esta corriente. El escrito pretende una rehabilitación de Judas, el discípulo traidor y maldito, paradigma del verdadero gnóstico según el autor.
F. Bermejo Rubio reseña también las variadas interpretaciones que los estudiosos actuales han subrayado en el texto copto hallado. Compartimos el enfoque del autor de esta obra, es decir, sería una refutación de las pretensiones del clero naciente de las iglesias y únicos mediadores de la salvación, capacitados para celebrar la Eucaristía y presidir asambleas, y las interpretaciones del aspecto sacrificial de la muerte de Jesús. Pero reconoce que desde la publicación del códice (hace seis años) continúa la discusión entre los investigadores, y no se ha dicho la última palabra al respecto. Nos hemos permitido esta disertación sintética para orientar al lector potencial.
Quisiéramos concluir elogiando esta obra en español, pues alarga así el conocimiento de esta clase de escritos, que nos lleva al conocimiento del cristianismo primitivo, sus tensiones, el abanico de interpretaciones y mezclas de la tradición cristiana con otras tendencias, específicamente en el área de Egipto, pues el códice original se piensa que surgió en Egipto, concretamente en Alejandría. Este escrito, pues, nos lleva al mundo gnóstico con sus dualismos, y categorías afines, enriqueciendo así la franja de esta época cristiana, e ilustrando simultáneamente las tensiones ideológicas en el seno del cristianismo.