domingo, 19 de octubre de 2014

Libros: Formación para el trabajo e inclusión

                    En el camino… formación para el trabajo e inclusión:
                                             ¿hacia dónde vamos?



                                                       Enrique Pieck Gochicoa (Coord.)


                                                                                   Por Francisco Henares Díaz
                                                                                   Instituto Teológico de Murcia
                                                                                                    Pontificia Universidad Antonianum

           
Los ICAT  son Institutos de Capacitación para el Trabajo. En coedición con éstos ha trabajado la Universidad Iberoamericana, ambas entidades de Méjico D. F. Se han unido a ellas otras (Dirección General de Centros de Formación, por citar una sola). Hecho este importante, porque es afán de muchos. Nos hallamos, como se echa de ver, dentro del ámbito de la educación. Lo que en España llamaríamos ramas de la Formación Profesional, pero teniendo en cuenta los tiempos y las posibilidades de Méjico. Sin olvidar, por supuesto, una didáctica propia. En una primera página, en blanco, al comenzar la obra, figura este frontis que explica harto las intenciones. Reza: Por eso, relatamos… para compartir. Relatamos, en efecto, puesto que aquí se da cuenta y se narran experiencias significativas de los ICAT. Las comunidades de aprendizaje se intercomunican. Compartir es repartir el pan de la experiencia que otros ya llevan. En principio, vamos aprendiendo de un talante muy latinoamericano, por su línea pedagógica, y por el cumplimiento de la esperanza ahí depositada, ya que hablamos de un mundo (geografía y demografía muy ancha) de pobres. De ahí la grandeza de la colaboración entre Institución pública y Universidad privada. La pedagogía de la experiencia y su forma narrativa de contar experiencias, no es lo que más se lleva en Europa. En cambio, la América latina sabe mucho de ello. Con razón dice Jorge Larrosa que la experiencia tiene que ver con “lo que me pasa, y con saber lo que pasa”. Conviene advertir, por tanto, que esta obra es un texto coral. Aprender unos de otros es un modo de arquitectura, de pontificado, se me ocurre pensar, habida cuenta de que se tienden puentes por doquier.
El coordinador Pieck ya había antes mostrado estas capacidades. Verbigracia, contando la experiencia de una cooperativa de café, publicada por el Centro de Derechos Indígenas (2010), o publicando también Nuestra historia (2008). Los objetivos que discurren por estas páginas que reseñamos se inscriben en el proyecto esperanzador sobre Educación, Trabajo, y Pobreza. Lo que se busca es presentar un cuerpo de conocimientos (pero en relato), y a la vez urgiendo a que se definan políticas públicas en esa línea esperanzada. Casi no hace falta expresar que esta deseada capacitación técnica para el trabajo, o bien técnica, llega a millones de personas. Mano de obra cualificada se pide, y es deseo permanente. En Méjico muy coscientemente vivido, y en España quizás todavía, sin que se tenga la fe debida en la Formación Profesional como salida de muchos agujeros económicos y sociales. Quizás aquí deslumbrados todavía por una carrera universitaria que hoy está acabando en el paro. A su vez, en Méjico, la industrialización creciente espera mano de obra cualificada como agua de mayo. Antes se tenía una forma de hablar muy concreta. Se decía que tener un oficio era lo primero, y quienes fuimos profesores de F. P. sabíamos bien de tal lenguaje. Forma de hablar que casi choca con la de hoy, arrastrados por las tecnologías imperantes. Me alegro de que Pieck no olvide el lenguaje antiguo como expresión de un modo de realizarse. Dice bien éste que  algunos alumnos que no se definían en su vocación en Secundaria, desarrollan en el taller un interés que los realiza como personas, cual si hubieran encontrado su vocación. Interesa ahora saber cómo se construyó este libro que reseñamos. Se recibieron 65 experiencias, y se seleccionaron 13 con miras a que fueran significativas.
Citemos solo la ubicación de cada una en la ancha geografía mejicana: Guanajuato (para calzado, moda y diseño); Campeche (conservas); Chiapas, Chihuahua, Nayarit, Querétaro, Hidalgo (trabajo con referencia a discapacitados); Guerrero (artesanía); Michoacán (habilidades artesanales); y San Luis de Potosí. De esta última se narran tres experiencias personales. Saludamos esta nueva que nos llega de Méjico, porque fueron muchas las ayudas hacia el coordinador,  a la vista quedan las experiencias contadas y recontadas. Un libro necesario, porque vive con los pies en el suelo,  la esperanza por los cielos, y con su punto de pedagogía.
                                                                      

Ed. Universidad Iberoamericana, Ciudad de México  2012, 373 pp., 23 x 15, 5.

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