lunes, 1 de septiembre de 2014

Historia de la Iglesia.

          Historia de la Iglesia.
           Desde los orígenes del cristianismo hasta nuestros días


                                                     Juan María Laboa (Ed.)
                            Facultad de Teología
              Universidad Pontificia Comillas-Madrid

                                                          
                                                                                   Por Pedro Riquelme Oliva
                                                                                                                       Instituto Teológico OFM
                                                                                                              Universidad Pontificia Antonianum

Presentamos la edición española de la historia de la Iglesia (desde los orígenes del cristianismo hasta nuestros días) realizada por Juan María Laboa, y traducida del italiano al español por J. Padilla Moreno. La estructura de la obra está dividida en seis partes: las dos primeras, Edad Antigua (siglos I-V) y Edad Media (V-XV), escritas por el prof. Pierini (pp. 22-426); la tercera y cuarta, Edad Moderna (XVI-XVIII) y Contemporánea (XIX-XX), por el prof. Guido Zagheni (pp. 432-1187), y las dos últimas partes son del prof. Juan María Laboa: en la quinta presenta una aproximación a la Iglesia en España en sus veinte siglos de historia (pp. 1191-1409); y en la sexta se centra en la labor social de la Iglesia como la “savia vital que recorre y alimenta la existencia de los cristianos y del cristianismo” (pp. 1413-1455). En la presentación de esta obra, el prof. Laboa nos indica con acierto el qué y  para qué de esta monumental historia de la Iglesia: “recomponer la memoria histórica, los mirabilia Dei presentes en la vida de los fieles cristianos, en el devenir de sus instituciones y en la pretensión constante de transmitir con fidelidad, a través de los siglos, las palabras, los gestos, la doctrina y los sacramentos de Cristo”. Esta mirada hacia el pasado ilumina el presente y se proyecta y garantiza el futuro. En este sentido, la historia de la Iglesia constituye, también, el marco ambiental obligado de la teología, de la pastoral y de la espiritualidad” (p.7). Y en cuanto al modo de construir la historia, el oficio del historiador de la Iglesia es conocer y utilizar la historia de la Iglesia como si se tratara de conocer la historia de cualquier sociedad”. Esto, no obstante, “resulta necesario contar con una óptica, que, sin deformar los aspectos objetivos históricos, los encuadre en una realidad mucho más compleja, la de la comunidad de los creyentes que, con sus pecados y con su fe, viven con esperanza la buena nueva de Cristo” (pág. 9). Por eso no se puede comprender la naturaleza de la “institución eclesial” si no se comparte la fe de la Igelsia, es decir si no se es creyente. Uno que no sea creyente puede llegar a ser un gran erudito e historia de la Iglesia, pero nunca un verdadero historiador de la Iglesia, porque se le escapa el “misterio de la Iglesia” (p.775).
Estructura y contenidos: primera parte: Edad Antigua (prof. F. Pierini) dividida en 10 caps. Camina entre el siglo I (primeros tiempos de la Iglesia apostólica y durante el Imperio romano (apogeo, antigüedad tardía), derrumbe del mundo mediterráneo, los padres de la Iglesia entre “era de los mártires” y la “era constantiniana”, el cristianismo imperial y los cristianismos nacionales hasta el concilio de Calcedonia (451) y la caída del Imperio romano de Occidente (476). Fechas de crisis y transición en que coincide el final de la historia antigua en general, y de la historia de la Iglesia en particular. La Iglesia de Oriente y Occidente proclama los últimos dogmas cristológicos fundamentales y concluye la época más creativa de la patrología, en la que alcanza su madurez las liturgias que se habían ido formando en las distintas Iglesias, dentro y fuera del Imperio romano. A este cuerpo central le preceden tres capítulos introductorios sobre la historia e historiografía en su doble vertiente eclesiástica y secular, y lo que conocemos como prehistoria. La metodología que se adopta centra su objetivo, en primer lugar, en la descripción de la historia política y cultural de la sociedad en su conjunto (fondo de la historia de la Iglesia), y en un segundo momento se presenta la historia de la Iglesia propiamente dicha en sus acontecimientos más importantes, teniendo en cuenta los fenómenos culturales, literarios o monumentales, en los que se expresan las distintas formas de “autoconciencia eclesial” que se han ido sucediendo a lo largo del tiempo. Es una época principalmente patrística y arqueológica y la transición al nuevo Imperio “romano-cristiano”. (pp. 29-235).
La segunda parte: Historia Media (pp. 242-426), 13 caps. . Si en la primera parte se ponen de manifiesto las múltiples relaciones entre los mundos cristiano, pagano y judío, respecto a acontecimientos políticos-religiosos, literarios y artísticos, en esta segunda parte se centra en la Edad Media (entre 450 y el 1500 d.C. aproximadamente). Desde el punto de vista diacrónico se distinguen tres períodos, distintos entre sí en muchos sentidos. La “Primera Edad media”, discurre entre el 450 al 950 aproximadamente; la “Alta Edad media”, entre el 950 al 1250, y la “Baja Edad Media” va del 1250 al 1500. Por su parte desde el punto de vista sincrónico, es imprescindible poner mayor atención a las relaciones que se establecen con culturas y religiones no cristianas. En la primera época, mientras que el cristianismo se encontraba dentro del Imperio romano, el mundo parecía coincidir con Roma. A partir del siglo V, el oriente y occidente cristianos empezaron a dividirse (con razón o sin ella) y a  aislarse, y las invasiones bárbaras y, sobre todo, la musulmana pusieron todo en cuestión. En definitiva, si en la primera mitad del primer milenio se inicia una experiencia muy distinta, de tipo “centrípeto”, a partir de la segunda mitad se inicia una experiencia de tipo “centrífugo”. Por ejemplo, las comunidades nestorianas se sitúan más cerca del mundo chino que de la “Roma antigua”, las comunidades malabares se insertan en el mundo indio, la comunidad etíope se ve envuelta en el mundo musulmán, etc. El primer capítulo se centra en el concepto de “Edad media” y su división en periodos; el segundo el mundo de la Primera Edad media (450-950 ca.), y el tercero se inicia con la Iglesia en medio de las invasiones. Se centra en la nueva alfabetización religiosa, el arte entre antiguos y nuevos simbolismos; el mundo de la Alta Edad Media (950-1250 ca.): los tres imperialismos: Roma, Bizancio y el Islam. Y el mundo de la Baja Edad media (1250-1500 ca.): la Iglesia y los nacionalismos; los papas entre el curialismo y el conciliarismo, entre el clericalismo y el laicismo, la respuesta de la Iglesia en medio de las nuevas corrientes culturales, las herejías y las reformas frustradas. Será el cristianismo, al contrario del Islam y el Judaísmo, el que oriente la nueva época histórica del humanismo; el arte cristiano. De la Edad media a la Modernidad.
III Parte: Edad Moderna (prof. Guido Zagheni), dividida en 10 caps.. La etapa de la vida de la Iglesia que va del siglo XVI al siglo XVIII puede leerse e interpretarse desde distintas perspectivas. De un lado por los acontecimientos que la caracterizan (Renacimiento, el descubrimiento del Nuevo Mundo, la formación de los Estados nacionales, la ruptura de la unidad del mundo occidental con el protestantismo, la reforma de la Iglesia, la evolución de la ciencia, la Ilustración, las reformas de los soberanos ilustrados, la Revolución francesa), y de otro porque de la interacción de todos estos hechos ha brotado y se ha desarrollado el mundo contemporáneo. El interés del prof. Zagheni es poner de manifiesto la aportación de la Iglesia a la formación de la civilización moderna. Se estudia la geografía política de Europa en el siglo XVI y su situación eclesial y religiosa; las exigencias de la reforma como signo anunciador de reforma en el campo católico; reforma y renovación de la vida religiosa; humanismo y reforma; Martín Lutero, Juan Calvino, la reforma anglicana y la reforma católica. De otro lado estudia el tránsito de las universidades a las academias; la vida interna de la Iglesia entre los siglos XVI-XVIII; el jansenismo y la revolución francesa y la Iglesia (pp. 432-772).
IV Parte: Edad Contemporánea (prof. Guido Zagheni). En los últimos dos siglos XIX-XX, la vida de la Iglesia en la Edad contemporánea ha estado dominada por el problema de relación con el mundo. Superado el ancien régime y el periodo de simbiosis con el poder político, la Iglesia se ha visto en la necesidad de afrontar el problema de su presencia en el mundo. No se ha tratado de una cuestión “política”, de la pretensión de que se reconociera el derecho de la Iglesia a existir como “sociedad perfecta”, antes al contrario, la confrontación se ha producido en el terreno de los valores de que es portador el cristianismo. Entre los temas están: proyecto de cristiandad: modelo de relación entre la iglesia y el mundo; la restauración y la ideología de cristiandad en el Vaticano I (papas desde León XIII a Pío XII); Iglesia y Estado en el siglo XIX; Vaticano I; Iglesia y sociedad en el magisterio de León XIII; el siglo XX como guerra civil; la época de Pío X, Pío XI y Pío XII: guerra, totalitarismos y “proyecto de civilización cristiana”; Vaticano II y la Iglesia hacia el tercer milenio (pp. 775-1187).
V Parte: La Iglesia en España (prof. Laboa). Se estructura en dos partes: Breve reseña de los siglos I-XX: desde los orígenes de la Iglesia hasta la Iglesia y democracia (pp. 1195-1409) y La labor social de la Iglesia en su historia (pp. 1413-1449). Esta última parte desarrollada en su otro libro Por sus frutos los conoceréis publicado en 1212 por la Edt. San Pablo. Esta aproximación a la historia de la Iglesia española como de su servicio a la caridad son un acierto metodológico del prof. Laboa al insertar el ser y el actuar de la Iglesia española en la en la historia universal de la Iglesia. (pp. 1189-1455). Entre los méritos añadidos destacamos las notas temáticas y bibliográficas al final de cada capítulo después de cada parte. Notas que explican o nos remiten a aquella bibliografía en la que podemos ampliar más información o cotejar sus afirmaciones con la de otros historiadores. Se concluye la obra con seis apéndices: Corrientes heréticas, Concilios ecuménicos, Tabla cronológica, Mapas, Bibliografía general y bibliografía específica. De ellos, destacamos los comentarios sobre los compendios de historia de la Iglesia que circulan por España, ordenados alfabéticamente; y la bibliografía específica de cada edad y de cada uno de los capítulos de las respectivas etapas históricas. (pp. 1460-1570).  Se cierra la obra con un índice de nombres, siempre de agradecer (pp. 1571-1607).


Ed. San Pablo, Madrid 2012, pp. 1631.



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