Historia de la
Iglesia.
Desde
los orígenes del cristianismo hasta nuestros días
Juan María Laboa (Ed.)
Facultad de
Teología
Universidad
Pontificia Comillas-Madrid
Por Pedro
Riquelme Oliva
Instituto Teológico OFM
Universidad
Pontificia Antonianum
Presentamos la edición española
de la historia de la Iglesia (desde los orígenes del cristianismo hasta
nuestros días) realizada por Juan María Laboa, y traducida del italiano al
español por J. Padilla Moreno. La estructura de la obra está dividida en seis
partes: las dos primeras, Edad Antigua (siglos I-V) y Edad Media (V-XV),
escritas por el prof. Pierini (pp. 22-426); la tercera y cuarta, Edad Moderna
(XVI-XVIII) y Contemporánea (XIX-XX), por el prof. Guido Zagheni (pp. 432-1187),
y las dos últimas partes son del prof. Juan María Laboa: en la quinta presenta
una aproximación a la Iglesia en España en sus veinte siglos de historia (pp.
1191-1409); y en la sexta se centra en la labor social de la Iglesia como la
“savia vital que recorre y alimenta la existencia de los cristianos y del
cristianismo” (pp. 1413-1455). En la presentación de esta obra, el prof. Laboa
nos indica con acierto el qué y para qué
de esta monumental historia de la Iglesia: “recomponer la memoria histórica,
los mirabilia Dei presentes en la
vida de los fieles cristianos, en el devenir de sus instituciones y en la
pretensión constante de transmitir con fidelidad, a través de los siglos, las
palabras, los gestos, la doctrina y los sacramentos de Cristo”. Esta mirada
hacia el pasado ilumina el presente y se proyecta y garantiza el futuro. En
este sentido, la historia de la Iglesia constituye, también, el marco ambiental
obligado de la teología, de la pastoral y de la espiritualidad” (p.7). Y en
cuanto al modo de construir la historia, el oficio del historiador de la
Iglesia es conocer y utilizar la historia de la Iglesia como si se tratara de
conocer la historia de cualquier sociedad”. Esto, no obstante, “resulta
necesario contar con una óptica, que, sin deformar los aspectos objetivos
históricos, los encuadre en una realidad mucho más compleja, la de la comunidad
de los creyentes que, con sus pecados y con su fe, viven con esperanza la buena
nueva de Cristo” (pág. 9). Por eso no se puede comprender la naturaleza de la “institución
eclesial” si no se comparte la fe de la Igelsia, es decir si no se es creyente.
Uno que no sea creyente puede llegar a ser un gran erudito e historia de la
Iglesia, pero nunca un verdadero historiador de la Iglesia, porque se le escapa
el “misterio de la Iglesia” (p.775).
Estructura y
contenidos: primera
parte: Edad Antigua (prof. F.
Pierini) dividida en 10 caps. Camina entre el siglo I
(primeros tiempos de la Iglesia apostólica y durante el Imperio romano (apogeo,
antigüedad tardía), derrumbe del mundo mediterráneo, los padres de la Iglesia
entre “era de los mártires” y la “era constantiniana”, el cristianismo imperial
y los cristianismos nacionales hasta el concilio de Calcedonia (451) y la caída
del Imperio romano de Occidente (476). Fechas de crisis y transición en que
coincide el final de la historia antigua en general, y de la historia de la
Iglesia en particular. La Iglesia de Oriente y Occidente proclama los últimos
dogmas cristológicos fundamentales y concluye la época más creativa de la
patrología, en la que alcanza su madurez las liturgias que se habían ido
formando en las distintas Iglesias, dentro y fuera del Imperio romano. A este
cuerpo central le preceden tres capítulos introductorios sobre la historia e
historiografía en su doble vertiente eclesiástica y secular, y lo que conocemos
como prehistoria. La metodología que se adopta centra su objetivo, en primer
lugar, en la descripción de la historia política y cultural de la sociedad en
su conjunto (fondo de la historia de la Iglesia), y en un segundo momento se
presenta la historia de la Iglesia propiamente dicha en sus acontecimientos más
importantes, teniendo en cuenta los fenómenos culturales, literarios o
monumentales, en los que se expresan las distintas formas de “autoconciencia
eclesial” que se han ido sucediendo a lo largo del tiempo. Es una época
principalmente patrística y arqueológica y la transición al nuevo Imperio
“romano-cristiano”. (pp. 29-235).
La segunda parte: Historia Media (pp. 242-426), 13 caps. .
Si en la primera parte se ponen de manifiesto las múltiples relaciones entre
los mundos cristiano, pagano y judío, respecto a acontecimientos
políticos-religiosos, literarios y artísticos, en esta segunda parte se centra
en la Edad Media (entre 450 y el 1500 d.C. aproximadamente). Desde el punto de
vista diacrónico se distinguen tres períodos, distintos entre sí en muchos
sentidos. La “Primera Edad media”, discurre entre el 450 al 950
aproximadamente; la “Alta Edad media”, entre el 950 al 1250, y la “Baja Edad
Media” va del 1250 al 1500. Por su parte desde el punto de vista sincrónico, es
imprescindible poner mayor atención a las relaciones que se establecen con
culturas y religiones no cristianas. En la primera época, mientras que el
cristianismo se encontraba dentro del Imperio romano, el mundo parecía
coincidir con Roma. A partir del siglo V, el oriente y occidente cristianos
empezaron a dividirse (con razón o sin ella) y a aislarse, y las invasiones bárbaras y, sobre
todo, la musulmana pusieron todo en cuestión. En definitiva, si en la primera
mitad del primer milenio se inicia una experiencia muy distinta, de tipo
“centrípeto”, a partir de la segunda mitad se inicia una experiencia de tipo
“centrífugo”. Por ejemplo, las comunidades nestorianas se sitúan más cerca del mundo
chino que de la “Roma antigua”, las comunidades malabares se insertan en el
mundo indio, la comunidad etíope se ve envuelta en el mundo musulmán, etc. El
primer capítulo se centra en el concepto de “Edad media” y su división en
periodos; el segundo el mundo de la Primera Edad media (450-950 ca.), y el
tercero se inicia con la Iglesia en medio de las invasiones. Se centra en la
nueva alfabetización religiosa, el arte entre antiguos y nuevos simbolismos; el
mundo de la Alta Edad Media (950-1250 ca.): los tres imperialismos: Roma,
Bizancio y el Islam. Y el mundo de la Baja Edad media (1250-1500 ca.): la
Iglesia y los nacionalismos; los papas entre el curialismo y el conciliarismo,
entre el clericalismo y el laicismo, la respuesta de la Iglesia en medio de las
nuevas corrientes culturales, las herejías y las reformas frustradas. Será el
cristianismo, al contrario del Islam y el Judaísmo, el que oriente la nueva
época histórica del humanismo; el arte cristiano. De la Edad media a la
Modernidad.
III Parte: Edad Moderna (prof. Guido Zagheni),
dividida en 10 caps.. La etapa de la vida de la Iglesia que va del siglo XVI al
siglo XVIII puede leerse e interpretarse desde distintas perspectivas. De un
lado por los acontecimientos que la caracterizan (Renacimiento, el
descubrimiento del Nuevo Mundo, la formación de los Estados nacionales, la
ruptura de la unidad del mundo occidental con el protestantismo, la reforma de
la Iglesia, la evolución de la ciencia, la Ilustración, las reformas de los
soberanos ilustrados, la Revolución francesa), y de otro porque de la
interacción de todos estos hechos ha brotado y se ha desarrollado el mundo
contemporáneo. El interés del prof. Zagheni es poner de manifiesto la
aportación de la Iglesia a la formación de la civilización moderna. Se estudia
la geografía política de Europa en el siglo XVI y su situación eclesial y
religiosa; las exigencias de la reforma como signo anunciador de reforma en el
campo católico; reforma y renovación de la vida religiosa; humanismo y reforma;
Martín Lutero, Juan Calvino, la reforma anglicana y la reforma católica. De
otro lado estudia el tránsito de las universidades a las academias; la vida
interna de la Iglesia entre los siglos XVI-XVIII; el jansenismo y la revolución
francesa y la Iglesia (pp. 432-772).
IV Parte: Edad Contemporánea (prof. Guido
Zagheni). En los últimos dos siglos XIX-XX, la vida de la Iglesia en la Edad
contemporánea ha estado dominada por el problema de relación con el mundo.
Superado el ancien régime y el
periodo de simbiosis con el poder político, la Iglesia se ha visto en la
necesidad de afrontar el problema de su presencia en el mundo. No se ha tratado
de una cuestión “política”, de la pretensión de que se reconociera el derecho
de la Iglesia a existir como “sociedad perfecta”, antes al contrario, la
confrontación se ha producido en el terreno de los valores de que es portador
el cristianismo. Entre los temas están: proyecto de cristiandad: modelo de
relación entre la iglesia y el mundo; la restauración y la ideología de cristiandad
en el Vaticano I (papas desde León XIII a Pío XII); Iglesia y Estado en el
siglo XIX; Vaticano I; Iglesia y sociedad en el magisterio de León XIII; el
siglo XX como guerra civil; la época de Pío X, Pío XI y Pío XII: guerra,
totalitarismos y “proyecto de civilización cristiana”; Vaticano II y la Iglesia
hacia el tercer milenio (pp. 775-1187).
V Parte: La Iglesia en España (prof. Laboa). Se
estructura en dos partes: Breve reseña de
los siglos I-XX: desde los orígenes de la Iglesia hasta la Iglesia y democracia
(pp. 1195-1409) y La labor social de la Iglesia en su historia (pp. 1413-1449). Esta última parte desarrollada en su
otro libro Por sus frutos los conoceréis publicado
en 1212 por la Edt. San Pablo. Esta
aproximación a la historia de la Iglesia española como de su servicio a la
caridad son un acierto metodológico
del prof. Laboa al insertar el ser y el actuar de la Iglesia española en la en
la historia universal de la Iglesia. (pp. 1189-1455). Entre los méritos
añadidos destacamos las notas temáticas y bibliográficas al final de cada
capítulo después de cada parte. Notas que explican o nos remiten a aquella
bibliografía en la que podemos ampliar más información o cotejar sus
afirmaciones con la de otros historiadores. Se concluye la obra con seis apéndices:
Corrientes heréticas, Concilios ecuménicos, Tabla cronológica, Mapas, Bibliografía general
y bibliografía específica. De ellos,
destacamos los comentarios sobre los compendios de historia de la Iglesia que
circulan por España, ordenados alfabéticamente; y la bibliografía específica de
cada edad y de cada uno de los capítulos de las respectivas etapas históricas.
(pp. 1460-1570). Se cierra la obra con un índice de nombres, siempre de
agradecer (pp. 1571-1607).
Ed. San Pablo, Madrid 2012, pp.
1631.
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