REFLEXIÓN SOBRE LOS
VALORES CRISTIANOS
Magdalena Cánovas
Instituto Teológico de Murcia OFM
Sabemos que la base de la cultura occidental no es sólo griega,
es sobre todo cristiana. Las conductas,
los valores y las normas durante muchos siglos han sido y siguen siendo de raíz
cristiana. El concepto de persona, que ha llevado al de su dignidad, su libertad,
su caridad o amor al prójimo etc., son los pilares donde se ha edificado
la sociedad actual y también su avance social; de aquí nace la consideración
del hombre como sujeto de derechos.
Es cierto que quedan muchas reminiscencias de ese carácter
egocéntrico y etnocentrista de corte griego, pero son los valores cristianos
los que están en la base del humanismo. Por este motivo podemos decir que “el
cristianismo es un humanismo” porque es amor al prójimo, basado en el amor
desmesurado de Dios al hombre.
Cuando en la actualidad se emplea el palabra “progresista” debemos recordar que el término “progreso” es
equívoco y debe quedar como el recuerdo de una época también equívoca, donde
una minoría culta trató de imponerse a sus propios cimientos culturales, quizá
arrastrados por una ceguera debida al engaño de la propia razón exaltada. Los
ilustrados se arrogaron el papel de salvadores de los hombres, cambiando el
teísmo por el agnosticismo y oponiendo la fe a la razón. Con este error,
comienza la decadencia de la sociedad occidental que va pasando del
agnosticismo al ateísmo. La decadencia de Occidente no comienza como afirma
Nietzsche, por culpa de los valores cristianos, sino que comienza cuando esos
valores se ponen en cuestión y se atacan con todas las armas de la “limitada” razón
humana.
Los señores ilustrados han sido muy hábiles. Las ideas de
libertad, educación, dignidad son de corte cristiano, perro los hacen pasar
como ideas ilustradas, comenzando una lucha ideológica contra lo que Comte
llamará el Estado de minoría de edad del hombre, es decir, la religión. Y se
relaciona con la Iglesia católica.
Nos encontramos entonces con que la culpable de todos los males
habidos y por haber, es la Iglesia católica. A los cristianos los tildan de
irracionales ¿Qué ha sido de la tolerancia ilustrada? Desde luego los actuales
ateos “progresistas”, que arremeten contra la Iglesia católica, ni son
tolerantes ni son muy racionales puesto que son relativistas y contradictorios.
En su boca, los “derechos y libertades” suenan vacíos. No saben el significado
de estos conceptos, puesto que pisotean los derechos de los que no piensan como
ellos; hablan de libertad cuando lo que quieren decir es uniformidad; tratan de
dictatoriales a los demás desde su propia dictadura. Su cinismo no tiene
límites. Estos individuos, progresistas de humanidad disminuida, siembran la
sociedad de términos vacíos, cambian el contenido a los conceptos, llamándolos
de otra forma para hacer ver que son de su propio cuño, tergiversan y retuercen
el lenguaje como hábiles retóricos.
Desde esta perspectiva se entiende que una parte de la sociedad
pida una educación cristiana católica para sus hijos, una educación en los
valores que han sido fundamento de la sociedad moderna, que han hecho posible
las democracias contemporáneas y el Estado de derecho.
Parece que lo único que puede parar este cáncer social es la
vuelta a los valores cristianos del amor al prójimo, porque la caridad lleva en
sí misma, no sólo la solidaridad, sino también la empatía, el respeto, la
honestidad, la fidelidad, la justicia, la verdad y la esperanza. Todos estos
valores juntos y algunos más, son “amor” a los demás.
Por todo este dislate de la sociedad actual, creo que la “religión
católica”, debe ser una materia necesaria en la educación para sanar nuestros
espíritus y nuestra sociedad, herida por la “sinrazón de los racionales”.
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