domingo, 3 de agosto de 2014

Sobre Dios Padre (III)

            SOBRE DIOS PADRE


                                                           Xabier Pikaza

                                                                          III



Antes de toda teoría, una palabra originaria

Un Abba sin Imma no es sólo enfermizo sino contrario al evangelio, pues al lado del Abba ha de estar la Imma como iniciadora y testigo del Padre. Su misma cercanía (las dos palabras marcan el acceso del niño a la vida personal consciente) definen su identidad. Un Abba-Imma sin Ahim, es decir, sin hermanos, carece de sentido, es contrario al evangelio.

Muchos han aplicado a Dios palabras muy sabias, como si hubiera que dejar la infancia para encontrarle, como si la experiencia del niño fuera incapaz de abrirnos a la hondura de la Realidad. Pues bien, Jesús ha vuelto de algún modo a la infancia (en ejercicio de intensa neotenia), recuperando ante Dios su primera experiencia de niño en brazos de la madre (Imma) que le lleva al padre, pudiendo decía así Abba (que es siempre Padre desde la Madre).

Otros no se han atrevido, Jesús, en cambio, lo ha hecho y de esa forma ha saludado a Dios de un modo intenso con la más fuerte de todas las palabras, aquella que los niños confiados y gozosos aprenden de boca de la Madre (Imma) para referirse al Padre (Abba) en quien creen y confían, sin dejar por eso a la Madre (sino todo lo contrario), aprendiendo con el Padre-Madre a decir Ahim, hermanos, con palabra y con hechos.

Conocer a Dios resulta, para Jesús, lo más fácil y primero; no ha necesitado argumentos para comprender su esencia divina, no ha buscado demostraciones: Su madre María le ha enseñado a decir Abba y en el abba familiar (José) ha podido descubrir el rostro de Dios Abba, un Padre con madre o, mejor dicho, un padre-madre que es impulso y es fuente de vida para todos los hermanos.


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