miércoles, 22 de enero de 2014

Libros. B. Pérez Andreu

                                      No podéis servir a dos amos.
                               Crisis del mundo, crisis en la Iglesia.




                                                         De Bernardo Pérez Andreo

 Aparece esta obra en uno de los momentos más interesantes de la situación de la Iglesia y del mundo. Tras  muchos años de eso que han dado en llamar crisis, pero que no se ajusta al significado profundo de un término que tiene su origen en concepciones del mundo antigüas y, por tanto, llenas de sentido, ha llegado la hora de una cierta renovación con la renuncia de Benedicto XVI y la elección de Francisco. Dos hechos estos que se antojan importantes en el devenir eclesial de este tercer milenio. Si la renuncia es un dato muy raro en la historia del papado, la elección del nombre del Poverello, es casi revolucionario. Por eso, no es extraño que el autor tenga la sensación que la obra ha llegado justo en el momento propicio, pues en ella se analiza tanto la incapacidad de la Iglesia de entender el mundo actual, como la situación de quiebra de un mundo que busca otras formas de organziación.
La Iglesia, al vivir en medio del mundo como expresión de los valores del Evangelio de Jesús de Nazaret, continúa la misión iniciada por el mismo Jesús y encomendada a sus discípulos y discípulas para toda la historia. Esta misión conlleva una existencia liminal en medio de un mundo herido por el pecado, pues no se puede pertenecer al mundo sin hacerse partícipe de su pecado. La única manera de ser instrumento de salvación sin dejarse atrapar por las redes del mal es estar en el mundo sin ser como el mundo. Esto es lo que el autor entiende por liminalidad. Esta situación es ambigua, pues de un lado exige estar incorporados en los instrumentos de organización de este mundo, pero, a la vez, reclama de la Iglesia una posición externa, una radical alteridad respecto a los modos y medios por los que este mundo se perpetúa como opresión de unos contra otros y como injusticia lacerante.
El autor entiende que este es un mundo en quiebra, una organización sociopolítica e histórica que ha llegado a su fin y se resiste a desaparecer. Las dos próximas décadas va a ser críticas para la pervivencia de la civilización tal y como la conocemos. Cuatro crisis se ciernen sobre el mundo que amenazan su supervivencia: la espacial, la energética, la ecológica y la económica. A estas cuatro se une la peor de todas: la moral. El mundo globalizado postmoderno tardocapitalista ha derrochado la enorme reserva de recursos y ha dilapidado el capital humano de forma inconsciente, con el único fin de aumentar la tasa de ganancia y el lucro, beneficios estos que sólo lo han sido para una pequeña parte de la humanidad, mientras la inmensa mayoría, más del ochenta y cinco por ciento, ha quedado excluida de estos beneficios. Es necesario un cambio, o dicho en términos evangélicos, una metanoia, una transformación del modo de pensar y comprender el mundo. La Iglesia tiene mucho que decir y hacer en este camino que tenemos por delante. La Iglesia, sirviendo a Dios, puede estar en el mundo sin ser del mundo, construir el Reino del Amor y la Justicia.
Para cumplir con el propósito, el autor ofrece al lector la obra con un Tablero de dirección, como en el caso de Rayuela de Cortazar. Tres opciones da el autor al lector, dos de ellas suponen una lectura a criterio personal, dejándose llevar por los títulos de los capítulos. Pero la primera propuesta que se le hace al lector es tomar el sentido lineal que presenta el libro; leer los capítulos todos seguidos, de forma que tras el Prólogo y esta Introducción, continúe con el primer bloque de contenidos, La Globalización postmoderna y la Iglesia: entre la legitimación y la crítica profética. En él se encontrará con la proposición inicial del autor, es decir, con la constatación de que vivimos en un mundo, llamado Globalización, que es el resultado de un proceso de cinco siglos y que tiene como característica esencial la injusticia lacerante por la que la inmensa mayoría de hijos de Dios no pueden acceder al mínimo de dignidad humana que merecen porque el sistema económico y social lo impide. Tras este primer capítulo de este bloque, hay tres capítulos que forman un tríptico en torno a la Iglesia, la Religión y el mundo globalizado. Son tres propuestas nacidas en los dos últimos años al calor de tres acontecimientos importantes: la publicación de la última encíclica social del Magisterio, las relaciones entre las religiones y la injusticia y la propuesta de fraternidad y ternura como alternativa a la situación de inhumanidad de la Globalización. Son textos de diferente tono: crítico el primero, analítico el segundo, casi místico el tercero. Es porque estos son los tres instrumentos que cree el autor necesarios para salir de este mundo de pecado.
Siguiendo la lectura lineal que se propone, nos encontramos con el segundo bloque: Crisis del mundo, crisis de la Iglesia: hacia un mundo fraterno. Aquí encuentra el lector una lectura sistemática y crítica del mundo globalizado postmoderno capitalista desde la tradición cristiana, en concreto desde los profetas, el Nuevo Testamento, los Santos Padres y la Doctrina Social de la Iglesia. Todo ello concluye con una alternativa cristiana formal a la Globalización postmoderna y con el intento de éxodo de este mundo. Las propuestas son claras: ante un mundo organizado para el disfrute de unos pocos, detrayendo los recursos naturales, despilfarrando los beneficios de la Creación y destruyendo la realidad natural, el cristianismo se propone como una Nueva Creación, como la Civilización del Amor y la Pobreza. Es la única forma de que la humanidad pueda subsistir. La crisis del mundo actual es una oportunidad para salir de este marasmo enloquecido y solipsista que nos lleva al desastre absoluto. La alternativa cristiana es crear grupos de contraste como medio de salir, pero también como la forma de salir de la propia crisis eclesial, inmersa en un mundo gobernado por el dios dinero y por el lucro y la avaricia. La Iglesia, por mandato de Jesús mismo, no puede servir a dos amos. Su ser es el Reino de Dios y ello debe empujarle a la crítica profética contra el mundo de pecado e injusticia.
El subtítulo también merece alguna explicación para concluir. No se trata de una crisis, o juicio, de la Iglesia, sino en la Iglesia. Como tampoco se trata de una crisis en el mundo, sino del mudo. La obra intenta analizar y lo consigue porqué estamos ante una crisis de modelo de organización sociopolítica y cómo estamos ante una crisis dentro de la Iglesia. En último término, la propuesta es que la resolución de la crisis en la Iglesia puede ser una ayuda a resolver la crisis del mundo.

Editorial Herder, Barcelona 2013, 288 pp, 14 x 21,5 cm.


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